OPINIÓN

Fichas de casino

Mientras los reguladores cierran la investigación sobre si hubo ilegalidad en las operaciones bajistas de Goldman Sachs (GS), el primer banco de inversión en el mundo, algunos de sus más altos ejecutivos han tenido que comparecer en el Senado para defenderse acerca de si sus actuaciones contribuyeron al colapso económico del año 2008 y siguientes.

Los senadores interrogaron a los directivos de GS sobre su ética profesional y, más allá, sobre la ética del capitalismo que ha representado el banco en cuestión. Algunas de las frases de los senadores son muy significativas: GS celebraba el c...

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Mientras los reguladores cierran la investigación sobre si hubo ilegalidad en las operaciones bajistas de Goldman Sachs (GS), el primer banco de inversión en el mundo, algunos de sus más altos ejecutivos han tenido que comparecer en el Senado para defenderse acerca de si sus actuaciones contribuyeron al colapso económico del año 2008 y siguientes.

Los senadores interrogaron a los directivos de GS sobre su ética profesional y, más allá, sobre la ética del capitalismo que ha representado el banco en cuestión. Algunas de las frases de los senadores son muy significativas: GS celebraba el colapso del mercado inmobiliario mientras millones de norteamericanos perdían sus viviendas y sus trabajos; el banco "vio a sus clientes como un instrumento de su propio beneficio" (Carl Levin, presidente del subcomité senatorial); el banco era "al mismo tiempo la casa [el casino] y el jugador (...)". El senador y ex candidato republicano a la presidencia del país, John McCain, lo resumió así. "No sé si hicieron algo ilegal, pero su comportamiento no fue ético, y el pueblo americano, como los tribunales, emitirá su veredicto".

Los senadores ven a Goldman Sachs como un banco cuyos clientes son sólo el instrumento de su propio beneficio

En esta ocasión, GS ejemplifica el desprestigio de Wall Street ante una ciudadanía que observa anonadada cómo se ha ayudado a sobrevivir a una industria financiera opaca y abusiva, mientras persiste el paro y experimenta un empobrecimiento de su renta disponible. La página web de este periódico contaba hace unos días que la revista Fortune había encargado una portada para su número anual sobre las 500 mayores empresas a uno de los profesionales más solventes, y hubo de rechazarla porque ella suponía una sátira al capitalismo de EE UU que les pareció poco oportuna. La portada representaba una serie de elementos de cuyo conjunto se desprendía un país dominado por las grandes compañías que siembran el desorden social y expolian el dinero del contribuyente; uno de los motivos del dibujo era un casino con una ruleta de acciones y bonos, y un helicóptero que recogía el dinero del Tesoro con el probable destino de rescatar a los especuladores de Wall Street tras el colapso de la economía.

En este ambiente de indignación se está debatiendo, también en el Senado, la reforma financiera con la cual Obama quiere embridar a los que han ocultado y engañado bajo el mantra de que la mejor regulación es la que no existe. Lisa Endlich, que fue vicepresidenta de GS, escribió hace una década un libro titulado Goldman Sachs, la cultura del éxito en Wall Street (en una colección de Turner, que desgraciadamente cerró el mercado) en el que dice que el éxito de la firma descansa sólidamente en tres pilares: su liderazgo, su gente y su cultura. Esos tres pilares son los que se discuten ahora, y el hecho de que "durante casi 130 años GS ha estado envuelta en el misterio, y sus finanzas y operaciones se han mantenido en secreto", lo que es una prerrogativa difícil de mantener tras lo sucedido.

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