Columna

Pistola humeante

Decía Chéjov, el gran cuentista ruso, que si en el primer acto de una obra de teatro aparece una pistola, en el tercer acto ese arma ha de ser disparada. Mañana se cumple el primer año de la intervención de Caja Castilla La Mancha por parte del Banco de España; casi coincidiendo con ese aniversario, el gobernador de la entidad supervisora, Miguel Ángel Fernández Ordóñez (MAFO) ha advertido de la posibilidad de que las cajas en dificultades que dificulten su proceso de reestructuración mediante la fusión con otras entidades, puedan ser intervenidas, vendidas o liquidadas. Ya ha aparecido la pis...

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Decía Chéjov, el gran cuentista ruso, que si en el primer acto de una obra de teatro aparece una pistola, en el tercer acto ese arma ha de ser disparada. Mañana se cumple el primer año de la intervención de Caja Castilla La Mancha por parte del Banco de España; casi coincidiendo con ese aniversario, el gobernador de la entidad supervisora, Miguel Ángel Fernández Ordóñez (MAFO) ha advertido de la posibilidad de que las cajas en dificultades que dificulten su proceso de reestructuración mediante la fusión con otras entidades, puedan ser intervenidas, vendidas o liquidadas. Ya ha aparecido la pistola en el escenario y sólo falta ejecutar el disparo.

El sistema financiero español se compone de unos 150 bancos, ochenta y tantas cooperativas de crédito y 45 cajas de ahorro. Estas últimas equivalen a la mitad del sector. Bastantes de las entidades han entrado en pérdidas o están a punto de hacerlo porque la crisis económica es muy larga y profunda, y aumentan los porcentajes de morosidad empresarial (sobre todo del sector inmobiliario) y familiar. La fortaleza del sistema español al principio de la crisis financiera -motivada por su conservadurismo y por la supervisión del Banco de España, que impidió que perpetrara los mismos abusos que sus colegas de EE UU y parte de Europa- se va quebrando conforme pasan los meses y no se arregla la escasez del crédito ni las necesidades de capitalización.

MAFO advierte de que las cajas con problemas que dificulten su fusión podrán ser intervenidas, vendidas o liquidadas

Para mitigar estas dificultades se creó, pronto hará también un año, el Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB), con una dotación inicial de 9.000 millones de euros provenientes de los Presupuestos del Estado (en su mayor parte) y del Fondo de Garantía de Depósitos, con el objeto de gestionar los procesos de reestructuración de las entidades de crédito, y de reforzar sus recursos propios. Por una cosa (problemas con Bruselas para que autorizase los apoyos de FROB sin que se considerasen ilegales ayudas del Estado) u otra (apenas ha habido hasta ahora fusiones financieras), el FROB permanece casi virgen y su plazo vence en junio. A partir de entonces desaparecerá, o Elena Salgado tendrá que volver a la sede de la Comisión Europea y obtener una prórroga para su funcionamiento. De ahí parte de la urgencia que manifestaba MAFO, aunque lo peor no sea eso -que afecta a cada enti-dad- sino el daño que la incertidumbre hace al conjunto del sector (se confunden churras con merinas) y a la economía real.

Con este contexto tendrá que lidiar el nuevo presidente de la Confederación Española de Cajas de Ahorro (CECA), la patronal de las cajas, tras la dimisión de José Ramón Quintás, el anterior titular. Los directivos de las cajas deberán dilucidar aspectos tan esenciales como si las fusiones serán entre entidades de la misma autonomía o de distintas zonas geográficas; y si se cambia la naturaleza jurídica que ha hecho de las cajas una especie de bancos sin accionistas, con las ventajas y los perjuicios que ello ha supuesto. -

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