Aprovechar la leña del árbol caído

Más de 500 presos trabajan en la limpieza de los bosques catalanes

En Cataluña hay más de 10.000 presos que purgan delitos en las cárceles. Son, dice la consejera de Justicia, Montserrat Tura, "energía desaprovechada". O mejor dicho, lo eran. Desde hace un tiempo, Justicia ha organizado equipos de trabajo en los que emplear una fuerza de trabajo que permanecía necesariamente ociosa. Hacen casi de todo. Por ejemplo, en la Modelo, en Barcelona, hay una imprenta de donde salen todos los impresos que utiliza la Ciudad de la Justicia. En otras prisiones se fabrican perchas de plástico, literas (precisamente para las prisiones), los uniformes de los funcionarios y ...

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En Cataluña hay más de 10.000 presos que purgan delitos en las cárceles. Son, dice la consejera de Justicia, Montserrat Tura, "energía desaprovechada". O mejor dicho, lo eran. Desde hace un tiempo, Justicia ha organizado equipos de trabajo en los que emplear una fuerza de trabajo que permanecía necesariamente ociosa. Hacen casi de todo. Por ejemplo, en la Modelo, en Barcelona, hay una imprenta de donde salen todos los impresos que utiliza la Ciudad de la Justicia. En otras prisiones se fabrican perchas de plástico, literas (precisamente para las prisiones), los uniformes de los funcionarios y mesas. También se ha reorganizado el trabajo en algunos centros, de modo que trabajos que antes se encargaban en el exterior, como la cocina y la limpieza de la ropa, los hacen ahora internos. Pero una de las tareas que ha cobrado más actualidad (debido a que la tormenta ha dejado los bosques hechos migas) es, precisamente, la limpieza de las masas boscosas catalanas.

La leña recogida por los reclusos alimenta la prisión de Lledoners

Hay 500 internos que salen periódicamente a limpiar los bosques. Con ello consiguen dos cosas: evitar incendios y aprovechar la leña que recogen. Los técnicos medioambientales llama a esa leña (luego tratada y astillada) "biomasa" y se utiliza, preferentemente, como combustible en calderas. La propia prisión de Lledoners (Bages), una de las más modernas de Cataluña, tiene duplicado el circuito de calor, de forma que se alimente de biomasa cuando haya la suficiente, aunque se mantiene el otro sistema por si se producen problemas, explica Tura.

Las brigadas están formadas por grupos de 10 personas. "Para un preso, salir a la calle es un verdadero alivio", señala Tura. No obstante, la actividad está remunerada. Trabajan una media de cuatro horas diarias y reciben algo menos de 400 euros, además de estar dados de alta en la Seguridad Social. Previamente, han recibido formación sobre el proceso de limpieza y el tratamiento posterior de la madera, de modo que pierda casi toda la humedad. A veces, las condenas que arrastran comportan indemnizaciones para las víctimas, de modo que el penado no recibe nada de lo que gana, porque el dinero va directamente a cubrir esa indemnización, pero el mero hecho de salir ya es un premio.

Llevan más de dos años con esta actividad y en todo este tiempo no se ha producido una sola fuga, pese a que la pena media de los presos que forman las brigadas es de siete años. "Hay 500 trabajando, pero hay 4.000 más que podrían hacerlo", insiste la consejera de Justicia. Cataluña tiene una gran cantidad de bosques y limpiarlos es urgente. Lo era antes del temporal y lo es más si cabe tras el desastre.

Montserrat Tura está contenta de tener firmados diversos contratos de mantenimiento con agrupaciones de propietarios, ayuntamientos y diputaciones. Por ejemplo, Collserola, dependiente de la Diputación de Barcelona, está limpiada fundamentalmente por internos de las prisiones catalanas. Quien menos le ofrece es la Generalitat. El Departamento de Medio Ambiente contrató a presos tras los vendavales del pasado año, pero en general recurre a otros mecanismos.

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