La UE no endurecerá el control sanitario para los moluscos

Bruselas rectifica y acepta el límite actual de toxinas

La Unión Europea no seguirá adelante con el endurecimiento de las condiciones sanitarias para la venta de moluscos que amenazaba con paralizar la producción de bivalvos en Galicia. La Comisión Europea ha atendido las peticiones de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria (Aesan) que, en colaboración con la Xunta, presentó informes que "contrarrestaban" los "mal hechos" de la UE y aportaban datos de incidencias por ingesta que indicaban que no era necesario aumentar los niveles de toxinas porque ya eran seguros los actuales, explicó el presidente de la agencia, Roberto Sabrido.

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La Unión Europea no seguirá adelante con el endurecimiento de las condiciones sanitarias para la venta de moluscos que amenazaba con paralizar la producción de bivalvos en Galicia. La Comisión Europea ha atendido las peticiones de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria (Aesan) que, en colaboración con la Xunta, presentó informes que "contrarrestaban" los "mal hechos" de la UE y aportaban datos de incidencias por ingesta que indicaban que no era necesario aumentar los niveles de toxinas porque ya eran seguros los actuales, explicó el presidente de la agencia, Roberto Sabrido.

La Xunta alertó en noviembre de que los paros en la extracción de moluscos podrían triplicarse si la UE endureciera los topes de presencia de toxinas. Pero ahora "el sector tiene que estar bastante tranquilo", indicó Sabrido, ya que los datos de España han convencido a la Comisión, que asegura que los límites seguirán como hasta ahora.

La UE apuesta también por acabar con los ensayos con ratones para detectar la presencia de estas biotoxinas y sustituirlos por un método físico-químico que, para España, no tiene todavía las mismas garantías que el bioensayo. Las alegaciones de la Aesan piden que el nuevo método pase por un proceso de validación. Bruselas ha decidido que ambas pruebas convivan durante 36 meses. El método físico- químico podría reducir el tiempo de espera para detectar toxinas en tres o cuatro veces.

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