Una cuestión de formas

Todavía no he conseguido que nadie me explique qué quiso decir Rosa Díez cuando la otra noche, en el programa de Iñaki Gabilondo, se refirió a los líderes de los dos partidos mayoritarios como "muy gallegos, en el término más despectivo de la palabra" (la cita es literal).

Puesto que hace años que la Real Academia Española despojó cabalmente las regiones españolas de las acepciones despectivas que antaño tuvieron, no estaría mal que la señora Rosa Díez desamueblase también su centralista cabeza de tales significados.

Y no porque yo sea susceptible a estas cosas (que lo soy), sino...

Todavía no he conseguido que nadie me explique qué quiso decir Rosa Díez cuando la otra noche, en el programa de Iñaki Gabilondo, se refirió a los líderes de los dos partidos mayoritarios como "muy gallegos, en el término más despectivo de la palabra" (la cita es literal).

Puesto que hace años que la Real Academia Española despojó cabalmente las regiones españolas de las acepciones despectivas que antaño tuvieron, no estaría mal que la señora Rosa Díez desamueblase también su centralista cabeza de tales significados.

Y no porque yo sea susceptible a estas cosas (que lo soy), sino porque, como la propia Rosa Díez dijo en la entrevista mencionada refiriéndose a una supuesta falta de tacto en el actual presidente del Gobierno, "las formas en política son muy importantes".

¡Y tanto! Hasta el punto que, de no escuchar una rectificación o disculpa de Rosa Díez, habrá perdido en mí, con tan breves palabras, al votante que había conquistado en los 45 minutos anteriores de entrevista.