La OTAN llama a Rusia a implicarse en Afganistán

Rasmussen propone transformar la Alianza en actor global

La guerra afgana es para la OTAN una herida abierta de la que depende su credibilidad ante los ojos del mundo. Los cuarteles generales de la organización consideran tan peligrosa la amenaza a su futura capacidad disuasoria que el secretario general, Anders Fogh Rasmussen, solicitó ayer la implicación directa de Rusia -y la cooperación de China e India- en Afganistán. Tuvo que ser un trago amargo, dadas las turbulentas relaciones de la Alianza con Moscú.

Rasmussen aprovechó su discurso en la jornada de clausura de la 46ª Conferencia de Seguridad de Múnich para explicar las propuestas que...

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La guerra afgana es para la OTAN una herida abierta de la que depende su credibilidad ante los ojos del mundo. Los cuarteles generales de la organización consideran tan peligrosa la amenaza a su futura capacidad disuasoria que el secretario general, Anders Fogh Rasmussen, solicitó ayer la implicación directa de Rusia -y la cooperación de China e India- en Afganistán. Tuvo que ser un trago amargo, dadas las turbulentas relaciones de la Alianza con Moscú.

Rasmussen aprovechó su discurso en la jornada de clausura de la 46ª Conferencia de Seguridad de Múnich para explicar las propuestas que ha sometido al Kremlin. La OTAN espera que Moscú contribuya al esfuerzo afgano con helicópteros, instructores militares y policiales y colaborando en la lucha contra el cultivo de opio y el narcotráfico. El mensaje lanzado a Pekín y Nueva Delhi fue más genérico.

La organización se halla en plena revisión de su concepto estratégico

El senador estadounidense John McCain se encargó de concretar la pesadilla: "Si los yihadistas lograran derrotar a EE UU y sus aliados, el mensaje al mundo entero sería tremendo". McCain advirtió al presidente afgano, Hamid Karzai, que su voluntad de diálogo con los talibanes debe ser precedida y acompañada por intensa actividad militar. "Normalmente, un enemigo acepta reconciliarse cuando ve que no puede ganar", dijo. Karzai, en la platea, debió de tomar nota.

El mandatario afgano había desgranado previamente su programa de gobierno, pero la atención de los expertos en Múnich fue acaparada más bien por el discurso de Rasmussen, que además de solicitar la colaboración rusa en Afganistán, dibujó con lenguaje explícito su visión del futuro de la Alianza como un actor global. "En una era de inseguridad globalizada, nuestra defensa territorial debe empezar más allá de nuestras fronteras", arrancó el ex primer ministro danés. "No podemos enfrentarnos a las amenazas actuales sin cooperar sistemáticamente con los principales actores internacionales. La OTAN debería convertirse en un foro de consulta sobre asuntos de seguridad global. La OTAN puede ser el lugar donde dilucidemos cómo encarar juntos los desafíos globales".

El mensaje es extraordinariamente significativo porque la OTAN se halla en pleno proceso de revisión de su concepto estratégico. Los aliados se encuentran divididos en tres grandes bloques. El primero, liderado por EE UU, Reino Unido, Holanda y Dinamarca, que busca transformar la OTAN en un actor global, más flexible y menos ligado a su función primigenia de protección ante ataques convencionales; el segundo, capitaneado por Francia y Alemania, que prefiere una visión más conservadora y limitada; y el tercero, formado por los países del este de Europa, que pide que la Alianza se centre en la defensa del territorio y fortalezca el flanco oriental.

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