Análisis:EL ACENTO

El paréntesis de un genio

El cierre temporal de elBulli es una pésima noticia para los que han tenido la suerte de catar sus platos desestructurados y para los que no habían disfrutado todavía de tamaña ocasión pero acariciaban el proyecto de hacerlo.

La noticia la ha ofrecido el propio Ferran Adrià en el marco adecuado: ese circo culinario llamado Madrid Fusión en el que los cocineros, sin prescindir de sus mandiles, se dirigen al respetable como rutilantes estrellas del pop o creadores del nuevo iPad. Dice Adrià que necesita tiempo para reflexionar y que se tomará un respiro de dos años (2012 y 2013) porque ll...

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El cierre temporal de elBulli es una pésima noticia para los que han tenido la suerte de catar sus platos desestructurados y para los que no habían disfrutado todavía de tamaña ocasión pero acariciaban el proyecto de hacerlo.

La noticia la ha ofrecido el propio Ferran Adrià en el marco adecuado: ese circo culinario llamado Madrid Fusión en el que los cocineros, sin prescindir de sus mandiles, se dirigen al respetable como rutilantes estrellas del pop o creadores del nuevo iPad. Dice Adrià que necesita tiempo para reflexionar y que se tomará un respiro de dos años (2012 y 2013) porque lleva 25 trabajando 333 días al año y 15 horas al día.

La noticia saltó a las primeras páginas de la prensa internacional. No en balde, Adrià está considerado el mejor cocinero del mundo y dicen los que han degustado sus manjares que una cena en elBulli es elevar el hedonismo a experiencia religiosa. Manuel Vázquez Montalbán, que juraba que también el detective Carvalho había sucumbido al encanto de las migas al falso tartufo, describió la cocina de Adrià como algo que sitúa al comensal al borde del misterio teológico-técnico.

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Da que pensar tanto sentimiento trascendente, aunque está fuera de toda duda que cuando santa Teresa decía hallar a Dios entre los pucheros no se refería a los de elBulli.

El caso es que este lugar de culto cierra por un tiempo y con él nos quedaremos privados del casi indiscutido número uno de la cocina, un maestro de la confusión de los sentidos que se ha convertido en el mejor exponente de la innovación y el éxito de la industria culinaria española. Experiencias similares sólo las ofrecían en el pasado gente como Paul Bocuse.

Ahora no hay que hacer tantos kilómetros. España ofrece playa y sol, pero también cocina de excelencia. Y el genio promete volver. Dice que invertirá su retiro en pensar para seguir innovando. En 2003 hizo un paréntesis similar y regresó con novedades irresistibles para los paladares más exquisitos. Además, el vacío que deja es cada día menor. Él, como Arzak, ha hecho escuela.

Quién sabe si después de tanto indagar nos descubre los chipirones en su tinta. Pero mejor.

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