Análisis:

Equilibrismo médico

Aunque el término quizá sea más apropiado para películas de espionaje, el concepto de doble agente aplica también al doble rol que tienen los médicos como defensores al unísono de los intereses del paciente y de la sociedad. La defensa de estos dos intereses, que podrían extenderse a la condición de triple agente si incluimos los del propio médico, es fácil de asumir si las posiciones coinciden y puede resultar de difícil resolución si entran en conflicto. Esta última situación puede convertir a los médicos en verdaderos equilibristas al tener que decidir entre la defensa del interés individua...

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Aunque el término quizá sea más apropiado para películas de espionaje, el concepto de doble agente aplica también al doble rol que tienen los médicos como defensores al unísono de los intereses del paciente y de la sociedad. La defensa de estos dos intereses, que podrían extenderse a la condición de triple agente si incluimos los del propio médico, es fácil de asumir si las posiciones coinciden y puede resultar de difícil resolución si entran en conflicto. Esta última situación puede convertir a los médicos en verdaderos equilibristas al tener que decidir entre la defensa del interés individual y el de la colectividad. Y si se produce esa situación: ¿A quién debe obedecer el médico?

Si hay conflicto debe prevalecer la correcta atención al paciente
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La pregunta, no exenta de consideraciones morales, no es fácil de responder. En primer lugar, porque no queda claro en todas las circunstancias quién es el legítimo representante de la colectividad. En segundo lugar, porque los médicos pueden ser incentivados de forma perversa a favorecer formas específicas de actuar. Y, en tercer lugar, porque en la actualidad sigue vigente el contrato social implícito entre médicos y pacientes por el cual los primeros defienden los intereses de los segundos sin que ello admita interferencias de terceras partes. Sin embargo, las bases de ese contrato social deben ser revisadas incluyendo a las Autoridades Sanitarias, que son los empleadores de los médicos en el sector público, pero también a las asociaciones de pacientes, que representan al colectivo de afectados; los colegios profesionales y las sociedades científicas.

La respuesta a la pregunta anterior es que el médico debe honrar el contrato social que le obliga a respetar la autonomía del paciente y ayudarle a tomar aquella decisión que mejor defienda su salud y bienestar. En el caso de que el médico se sienta coaccionado a tomar decisiones que van en contra del paciente o le puedan perjudicar tiene que comunicárselo al interesado y ponerlo en conocimiento de los colegios profesionales y del comité de ética asistencial de su institución. Finalmente, cabe recordar que el ejercicio de la medicina se hace desde una posición de triple asimetría: conocimiento, experiencia y vulnerabilidad; entre el médico y el paciente por la cual el paciente se ve obligado a confiar de forma ciega en su médico. Esa confianza constituye la red de seguridad de los médicos cuando están tomando decisiones encima de un trapecio. A veces, mantener el equilibrio puede ser una virtud profesional.

Albert Jovell es presidente del Foro Español de Pacientes.

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