La constitucionalidad del Estatuto catalán

Mentalidad sumarísima

Advierte Rafael Sánchez Ferlosio, me parece recordar que en su libro Mientras los dioses no cambien, nada ha cambiado, sobre los peligros desencadenantes de la mentalidad sumarísima a la que se aferran algunos compatriotas. Son los que disponen siempre de soluciones expeditivas para cualquier clase de problema por muy complejo que sea. Véase, por ejemplo, a propósito del caso del Alakrana, la propuesta de Luis María Anson. Consiste en que los Gobiernos de las cinco grandes potencias europeas exigieran al Ejecutivo somalí la liquidación de los piratas que, desde los puertos de aqu...

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Advierte Rafael Sánchez Ferlosio, me parece recordar que en su libro Mientras los dioses no cambien, nada ha cambiado, sobre los peligros desencadenantes de la mentalidad sumarísima a la que se aferran algunos compatriotas. Son los que disponen siempre de soluciones expeditivas para cualquier clase de problema por muy complejo que sea. Véase, por ejemplo, a propósito del caso del Alakrana, la propuesta de Luis María Anson. Consiste en que los Gobiernos de las cinco grandes potencias europeas exigieran al Ejecutivo somalí la liquidación de los piratas que, desde los puertos de aquel país, se dedican a secuestrar a los pesqueros. Luego, de acuerdo con las autoridades somalíes, los Ejércitos europeos procederían a hundir a todos los barcos piratas en una acción con escaso riesgo, habida cuenta de la alta tecnología de que disponen. Impecable, salvo que quedaría pendiente de averiguar cómo se obtendría el acuerdo de los somalíes para bombardear sus puertos y cómo se evaluarían los riesgos de la población civil adosada a los mismos.

El término "dignidad" del editorial de 12 diarios tiene una carga explosiva capaz de causar una deflagración devastadora

Flecos dispersos de la misma mentalidad sumarísima, con reparto desigual, se advierten a partir de la publicación del editorial suscrito por 12 diarios, "la práctica totalidad de aquellos cuya línea se determina en Cataluña", aparecido el jueves 26 de noviembre bajo el título La dignidad de Catalunya. El texto solicita a los magistrados del Tribunal Constitucional que respeten el nuevo Estatut, sobre el que han de pronunciarse mediante una sentencia, "por ser fruto de un doble pacto político (Parlament de Catalunya y Cortes Generales) sancionados mediante referéndum. El editorial ha servido de fulminante a una encendida polémica en los ámbitos mediático y político, donde se han ensayado toda clase de cabriolas argumentales los saltimbanquis disponibles y se han disparado toda suerte de insultos y descalificaciones a partir de los diferentes alineamientos políticos y geográficos.

Se trata pues de un editorial que sólo pudo ser suscrito por invitación. Es decir, de una iniciativa nuclear, de quienes se consideraron legitimados para redactarlo e impulsarlo, a cuya firma fueron invitados sólo aquellos otros "cuya línea se determina en Catalunya". La aplicación de semejante principio de determinación implica entrar a distinguir entre los medios cuyo centro editor o emisor tiene su sede en Catalunya. De modo que sólo pasarían el test de catalaneidad, que les habilitaría para ser invitados a la firma, aquellos a los que se les reconociera previamente la virtud de que su línea se determina en Catalunya. Así que todos los medios establecidos en el Principado son catalanes pero parecería que a estos efectos unos son más catalanes que otros. Tiendo a pensar que habría tenido mayor interés ofrecer a todos la posibilidad de firmar y observar después el resultado.

Vayamos ahora al título y reconozcamos enseguida la carga explosiva del vocablo "dignidad", capaz de causar una deflagración devastadora y de generar una onda expansiva de gran alcance. La "dignidad", el "honor", la "honra", son vocablos que aparecen en el teatro de Lope de Vega o de Calderón. Están revestidos de un carácter trascendente. Encierran referencias al alma y a Dios y son refractarios a cualquier clase de arreglo civilizado. Mentar esos vocablos, equivale a mentarle a uno la madre, en el mismo sentido en que habló de la suya Albert Camus al recibir en 1957 en Estocolmo el premio Nobel de Literatura. Allí estableció que si se viera en la disyuntiva de elegir entre la justicia y su madre, elegiría a su madre. El conflicto entre "dignidades" es aún más grave que el que puede plantearse entre "legitimidades", donde cabe imaginar alguna articulación inteligente y compartida.

En cuanto al carácter inédito del editorial conjunto, recordemos que se utilizó por primera vez el 3 de abril de 1976 por los directores de los semanarios tras el secuestro y tortura de José Antonio Martínez Soler a manos de agentes enmascarados de la Guardia Civil. Se tituló Impunidad. Luego, el 29 de enero de 1977 los diarios de Madrid y de Barcelona publicaron otro, titulado Por la unidad de todos, cuando la democracia en construcción se veía sacudida por las más graves tensiones a raíz de la matanza de los abogados laboralistas de Atocha y del secuestro de Oriol, presidente del Consejo de Estado, y del general Villaescusa, presidente del Consejo Supremo de Justicia Militar. El 16 de abril de 1977, la amenazante reacción militar a la legalización del Partido Comunista generó otro editorial conjunto No frustrar una esperanza, del que se descolgaron los diarios Abc y El Alcázar. Continuará.

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