Cartas al director

Puntualización

Resulta decepcionante leer en la edición impresa de EL PAÍS un editorial titulado La derrota de Zelaya, publicado el 1 de noviembre.

Zelaya no está en minoría en el Congreso, por la simple razón de que en este supuesto poder del Estado no hay minorías ni mayorías establecidas de antemano. Como el resto de la institucionalidad hondureña, está en manos de un grupo de familias que manejan la política nacional como si fuera una feria de ganado, comprando y vendiendo según el precio diario en alza.

En este caso, a Porfirio Lobo, líder nacionalista, le han ofrecido la presidenci...

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Resulta decepcionante leer en la edición impresa de EL PAÍS un editorial titulado La derrota de Zelaya, publicado el 1 de noviembre.

Zelaya no está en minoría en el Congreso, por la simple razón de que en este supuesto poder del Estado no hay minorías ni mayorías establecidas de antemano. Como el resto de la institucionalidad hondureña, está en manos de un grupo de familias que manejan la política nacional como si fuera una feria de ganado, comprando y vendiendo según el precio diario en alza.

En este caso, a Porfirio Lobo, líder nacionalista, le han ofrecido la presidencia en bandeja, por lo que sus diputados votarán por la restitución de Zelaya. Por otra parte, Zelaya no es opuesto a la clase política en la que militan los candidatos presidenciales, tal y como sugiere el editorial.

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Mel Zelaya nunca dejó de ser un oligarca y su juego no era tanto el de la reelección como el de acumular más poder y privilegios para él y los suyos.

Resulta lamentable que en el pretendido análisis de este editorial, cuando se habla de perdedores y ganadores, no se mencione a una ciudadanía que, en rechazo a los políticos tradicionales, incluido para muchos el propio Mel, y deplorando el secuestro de los derechos civiles de todo un pueblo que supone un golpe de Estado, ha salido a la calle, pagando con sangre y con despidos su osadía.

Ellos son los auténticos perdedores, los que no interesan a la diplomacia externa y, por lo que se ve, tampoco a la prensa internacional.

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