Renacer medieval en Bocairent

La población recupera el paisaje urbano del escarpado barrio viejo

"Aquí", cuenta Joan Doménech mientras sube fatigadamente la cuesta de la iglesia, "había 21 fábricas textiles y no queda ni una". Doménech, obrero prejubilado, portero circunstancial y ahora, a sus 73 años, sacristán de la parroquia de Nostra Senyora de l'Assumpció, levantada sobre el antiguo alcázar árabe de Bocairent, donde se guardan varios tesoros, daba sin saberlo algunas claves de por qué ayer un séquito oficial recorría las calles la población, enclavada al sur de La Vall d'Albaida, en el interior valenciano. La Generalitat, a través de la consejera de Cultura, Trinidad Miró, presentaba...

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"Aquí", cuenta Joan Doménech mientras sube fatigadamente la cuesta de la iglesia, "había 21 fábricas textiles y no queda ni una". Doménech, obrero prejubilado, portero circunstancial y ahora, a sus 73 años, sacristán de la parroquia de Nostra Senyora de l'Assumpció, levantada sobre el antiguo alcázar árabe de Bocairent, donde se guardan varios tesoros, daba sin saberlo algunas claves de por qué ayer un séquito oficial recorría las calles la población, enclavada al sur de La Vall d'Albaida, en el interior valenciano. La Generalitat, a través de la consejera de Cultura, Trinidad Miró, presentaba la recuperación del barrio medieval de Bocairent, todavía en marcha, que dirige el arquitecto Miguel del Rey.

Bocairent tiene 4.500 habitantes, prácticamente los mismos que a mediados del XIX. Y debe parte de su muy singular arquitectura, encaramada a una roca, a menudo excavada en ella, a su historial industrial, uno de los más precoces del País Valenciano, conocido ya en el siglo XVI por su producción textil, que se desarrolló gracias a la energía hidráulica de los ríos Vinalopó y Clariano.

El vigor industrial de Bocairent se fue apagando hasta que a finales de los ochenta llegó la gran ola de cierres y el sacristán se quedó sin trabajo. Al pueblo le quedaba, sin embargo, su extraordinario patrimonio urbano, valioso sobre todo, apunta Del Rey, como conjunto.

La rehabilitación (que la Consejería de Infraestructuras financia con 2,7 millones de euros y la de Cultura con 50.000 euros) pretende recuperar el antiguo paisaje urbano. Enterrando el cableado, recubriéndolo con el tipo de roca caliza usada a finales del siglo XVIII, devolviendo al pueblo su viejo perfil y sacando a la luz, por ejemplo, fragmentos de calles tardomedievales. Queda por recuperar la vertiente privada del barrio, las casas y los numerosos huertos urbanos. Del Rey cree que habría que fomentar su repoblación; "la mejor manera de mantener un paisaje es manteniendo el uso que lo ha generado".

El arquitecto Miguel del Rey, director de las obras de rehabilitación, ayer en Bocairent. A la izquierda, la consejera Trinidad Miró.JOSÉ JORDÁN
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