La trama que ejecutó el 'crimen de Santaló' nació de un flechazo en la cárcel

La hermana del supuesto inductor es una enfermera que se enamoró de un 'narco' encarcelado que está huido - La juez encarcela a cuatro acusados

El amor nació en la cárcel, cuando María Pilar Moreno Blancas era una enfermera de prisiones y él, Sahid Sánchez Zuluaga, un narcotraficante entre rejas. Ella lo dejó todo por amor, se casaron y tuvieron dos hijos. Ayer, la mujer regresó a la cárcel, pero en esta ocasión por orden judicial y acusada de participar en el asesinato del empresario Félix Martínez Touriño. Él sigue huido en Colombia, donde se fue a los pocos días de ocurrir el llamado crimen de Santaló que supuestamente encargó su cuñado, Manuel Moreno, por 12.000 euros que aún no ha acabado de pagar a todos los que intervini...

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El amor nació en la cárcel, cuando María Pilar Moreno Blancas era una enfermera de prisiones y él, Sahid Sánchez Zuluaga, un narcotraficante entre rejas. Ella lo dejó todo por amor, se casaron y tuvieron dos hijos. Ayer, la mujer regresó a la cárcel, pero en esta ocasión por orden judicial y acusada de participar en el asesinato del empresario Félix Martínez Touriño. Él sigue huido en Colombia, donde se fue a los pocos días de ocurrir el llamado crimen de Santaló que supuestamente encargó su cuñado, Manuel Moreno, por 12.000 euros que aún no ha acabado de pagar a todos los que intervinieron. De los ocho acusados, cuatro están en la cárcel por orden judicial y el resto, en libertad con cargos.

Tres personas siguieron a Touriño durante varios días antes del asesinato
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La titular del Juzgado de Instrucción 18 de Barcelona que investiga el caso considera que existen indicios suficientes para acusar a la pareja de colaborar activamente en el asesinato, según revelan las investigaciones a las que ha accedido EL PAÍS.

El crimen se produjo a las 8.18 horas del pasado 9 de febrero. La víspera, un todoterreno Nissan Pathfinder, matrícula 0805 DZS, propiedad de Sánchez Zuluaga, aparcó en las inmediaciones del domicilio de la víctima y contactó con los ocupantes de un Citroën 8744 FTL. Ese automóvil lo conducía Yader Jair y le acompañaba Jorge Andrés Madrid García, de 22 años, en prisión y considerado el sicario que acabó con la vida del director del Centro de Convenciones Internacionales de Barcelona.

Ese mismo Citroën también realizó un seguimiento en el aparcamiento de la víctima en los días anteriores al crimen y fue identificado por las grabaciones de las cámaras. Y es el mismo automóvil que se empleó el día del asesinato, cuando Yader Jair recogió en la confluencia de la calle de Muntaner con la avenida Diagonal al autor del tiro en la nuca contra Touriño.

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La pareja tenía también una motocicleta Harley Davidson 8020 FXM, propiedad de María del Pilar Moreno, al parecer para evitar que le fuera embargada a su esposo. Un testigo ha declarado que esa moto es la que empleó un hombre que se hizo llamar Óscar para acudir al domicilio de la víctima y contactar con él para comprarle un vehículo que había puesto a la venta. En realidad, Óscar era Sánchez Zuluaga, cuñado del inductor del crimen, según le han identificado los testigos en las fotografías mostradas por los Mossos d'Esquadra y hasta el acusado de la autoría material del crimen. "Lo que realmente quería era realizarle un seguimiento", dice la juez.

María del Pilar Moreno se negó ayer a declarar y está en su derecho, pero la juez asegura que hay otros indicios que la incriminan y que están en su pasaporte. El 12 de febrero, tres días después del crimen, viajó a Colombia. Regresó en marzo y días después volvió de nuevo a aquel país. Antes dio a los hijos de baja en el colegio. La juez opina que es una marcha inexplicable que debe calificarse de huida, pues no había ningún motivo que la justificara, ni siquiera un nuevo empleo.La hermana y el cuñado del supuesto inductor del crimen pasaban por un momento económico acuciante. Entre otros motivos porque Manuel Moreno todavía no les había pagado lo que les había prometido "por su presunta implicación en el crimen que les encomendó", dice la juez.

En las investigaciones constan dos intervenciones telefónicas registradas el 4 y el 8 de junio. En la primera de ellas, Sánchez Zuluaga habla con su suegro y le expresa la situación de la penuria por la que están pasando, el incumplimiento de la promesa de pago que le hizo su cuñado y su voluntad de regresar a España para cobrar, aun asumiendo el riesgo que ello comporta. "Para desgracia me subo allá y que Dios diga lo que haya de ver esto", dice el cuñado. "Este teléfono, como a lo mejor está cogido", pronostican en otro momento de la conversación, en un lenguaje que la juez califica de "oscuro". En el diálogo entre la mujer y su padre, aquélla le relata que su esposo y su hermano hicieron un pacto y que éste no ha cumplido. También en este caso cuesta descifrar el contenido de la conversación, pues los comunicantes incluso se plantean hablar a través de locutorios.

Así las cosas, no parece descabellado pensar que lo que pudo llevar a la mujer a regresar al aeropuerto de El Prat el pasado 27 de junio fuera un último intento por cobrar la deuda pendiente con su hermano. Tres días antes ya se habían cursado órdenes de busca y captura nacional e internacional y por eso fue detenida nada más bajarse del avión. Los investigadores consideran que es posible que desconociera la investigación "que sobre ella y sus familiares se cernía". De ahí que la juez acuerde su encarcelamiento al considerar que, si quedara en libertad, huiría a Colombia con sus hijos, que seguían en España.

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