¡Qué mala es la gente!
El pasado sábado se celebró en parte de los barrios barceloneses de Sants y Les Corts la fiesta del comercio: se suprime el tráfico de las calles para devolvérselas al peatón que las pasea. Los comercios de la zona ocupan el espacio y acercan sus ofertas al consumidor. Claro, estas cosas suponen incomodidad para el coche privado, pero nada insuperable. También exigen desvíos en el transporte público, pero si se hacen bien, nadie se queja.
En este caso, todo apunta a que no se hizo bien. El autobús de la línea 54 vio su trayecto cortado en la calle de Vallespir, confluencia con Can Bruix...
El pasado sábado se celebró en parte de los barrios barceloneses de Sants y Les Corts la fiesta del comercio: se suprime el tráfico de las calles para devolvérselas al peatón que las pasea. Los comercios de la zona ocupan el espacio y acercan sus ofertas al consumidor. Claro, estas cosas suponen incomodidad para el coche privado, pero nada insuperable. También exigen desvíos en el transporte público, pero si se hacen bien, nadie se queja.
En este caso, todo apunta a que no se hizo bien. El autobús de la línea 54 vio su trayecto cortado en la calle de Vallespir, confluencia con Can Bruixa. Debería haber seguido hasta la plaza del Centre y allí tomar la avenida de Madrid hasta superar la Ronda del Mig. Total, tres paradas y casi un kilómetro. No pudo hacer ese recorrido y se le desvió por Can Bruixa, Galileo, Travessera de les Corts y Carles III. Sin paradas intermedias. Los vehículos no llevaban anuncio alguno. En las paradas tampoco lo había. TMB dice que el Consistorio no les avisó y que cuando se enteraron pusieron carteles, pero que "la gente los arranca". Este diario no vio cartel alguno y comprobó que la gente esperaba ignorante de que esperaba en vano. El jueves, los autobuses llevaban carteles con los cambios de ruta porque el Barça celebraba su triunfo. No los arrancó nadie.
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