Análisis:

El sueño de la privatización

Desde la época en la que Alberto Ruiz-Gallardón presidía la Comunidad, el fantasma de la privatización recorre Telemadrid. Ahora es Esperanza Aguirre la que acaricia el sueño. Pero la ley que rige las televisiones autonómicas no permite que cambien de manos. De momento. El PP presentó la semana pasada una enmienda en el Congreso de los Diputados para que cada comunidad autónoma tenga libertad para decidir si gestiona un ente público o lo saca a concurso. ¿Quién inspiró esta enmienda? En la oposición -e incluso en el PP nacional- apuntan sin miramientos al Ejecutivo madrileño. Y no ocultan una ...

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Desde la época en la que Alberto Ruiz-Gallardón presidía la Comunidad, el fantasma de la privatización recorre Telemadrid. Ahora es Esperanza Aguirre la que acaricia el sueño. Pero la ley que rige las televisiones autonómicas no permite que cambien de manos. De momento. El PP presentó la semana pasada una enmienda en el Congreso de los Diputados para que cada comunidad autónoma tenga libertad para decidir si gestiona un ente público o lo saca a concurso. ¿Quién inspiró esta enmienda? En la oposición -e incluso en el PP nacional- apuntan sin miramientos al Ejecutivo madrileño. Y no ocultan una sospecha: que el objetivo sea repetir la misma operación de la radio. Hace un mes, Aguirre concedió una frecuencia en Madrid (la única en juego) a la empresa Unidad Liberal Radio, de la que son accionistas Unidad Editorial (editora de El Mundo) y Libertad Digital, la web creada por el locutor de la Cope Federico Jiménez Losantos.

El PSOE (nacional) no parece dispuesto a que Telemadrid pueda caer en poder de Unidad Liberal. Históricamente, los socialistas han defendido la existencia de televisiones públicas cerrando la puerta a cualquier intento privatizador, pero la crisis por la que atraviesa el sector, con el desplome de la publicidad, ha provocado violentos virajes en su política audiovisual. El último, por ejemplo, es el que ofrece a las televisiones nacionales la posibilidad de que se fusionen.

Nadie duda de que las cadenas autonómicas son una auténtica ruina económica. En muchos casos, su deuda aumenta a la misma velocidad que disminuye su audiencia (poco más de un 9% en el caso de Telemadrid). Pero eso no impide que acudan a las arcas de sus parlamentos para suscribir jugosos contratos con los clubes de fútbol, comprar la Liga de Campeones a precios multimillonarios o alimentar a las productoras amigas con telebasura.

Telemadrid, además, se ha visto envuelta en los últimos años en una oleada de escándalos. Sus trabajadores de informativos se negaron a firmar las crónicas, trasladaron dossieres de "manipulación y sectarismo" a la Unión Europea y la Federación de Asociaciones de la Prensa consideró que la cadena había "faltado repetidamente a la verdad" con motivo de un reportaje grabado con cámara oculta sobre el supuesto coladero de inmigrantes en la T-4 de Barajas.

A este vaparalo se unió el que le dieron dos ex directores generales en un artículo publicado en EL PAÍS. Francisco Giménez-Alemán (responsable del ente público con Ruiz-Gallardón en el Gobierno) y Jorge Martínez Reverte (de la época socialista) resumieron la situación: "Telemadrid es hoy una televisión degradada" y "obediente a las consignas partidistas".

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