Reportaje:Apuntes

Sólo para estadounidenses

Una universidad de Valencia ha formado a 7.000 norteamericanos

En Valencia es posible encontrar universidades que imparten clases a más de 6.000 kilómetros de su campus. Se trata de universidades norteamericanas, que se instalan en ciudades para desarrollar programas de español diseñados en exclusiva para estudiantes americanos. El caso más destacado, por su dilatada trayectoria, por el prestigio (según el ranking US News and World Report Virginia nunca ha estado por debajo del segundo puesto entre las universidades públicas americanas) y por la cuantía de estudiantes que moviliza, es el de la Universidad de Virginia. Desde hace 26 años, más de 7.0...

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En Valencia es posible encontrar universidades que imparten clases a más de 6.000 kilómetros de su campus. Se trata de universidades norteamericanas, que se instalan en ciudades para desarrollar programas de español diseñados en exclusiva para estudiantes americanos. El caso más destacado, por su dilatada trayectoria, por el prestigio (según el ranking US News and World Report Virginia nunca ha estado por debajo del segundo puesto entre las universidades públicas americanas) y por la cuantía de estudiantes que moviliza, es el de la Universidad de Virginia. Desde hace 26 años, más de 7.000 estudiantes de 500 universidades norteamericanas (la de Virginia actúa de paraguas para otros campus) han asistido en Valencia a programas de estudios hispánicos.

"Hay 50 millones de hispanohablantes en EE UU, por eso es tan útil venir aquí"

Durante casi dos décadas, los estudiantes americanos recibían clases en la Universitat de València, a raíz de un convenio de colaboración entre ambas instituciones que coordinaban el programa académico; pero en 2003, Virginia rompe el convenio y decide impartir clases desde un centro de 1.000 metros cuadrados en el campus de Blasco Ibáñez. "En aquel momento, Virginia discrepa sobre todo de las instalaciones y abre un centro", explica su director gerente, Enrique Celma, quien prefiere mirar hacia el futuro, porque la relación entre ambas universidades se ha retomado y firmarán un nuevo convenio, un punto que confirma la Universitat.

Durante más de quince años, el catedrático de lingüística general de la Universitat de València, Ángel López, coordinó el programa académico con Virginia. "Fue el primero y el más ambicioso proyecto internacional con Norteamérica que ha tenido la Universitat de València. Además, con una de las universidades mejor posicionadas en los rankings norteamericanos". "Llegábamos a recibir 400 estudiantes al año", cuenta y califica la ruptura de "una verdadera lástima".

El programa ofrecía a los estudiantes norteamericanos la posibilidad de matricularse en 25 asignaturas. Aunque había de todas las áreas, el grueso dependía de las facultades de Historia y Filología. "Los alumnos norteamericanos generaron mucho dinero, porque se matriculaban en la Universitat de València. Con este dinero, la universidad pagaba a los profesores, en su mayoría asociados, que completaban su sueldo. Y como todavía había superávit, se becó a investigadores, profesores y estudiantes, sobre todo de Medicina, que realizaron estancias en Virginia". Todo aquello se perdió. Virginia, de acuerdo con el catedrático, representaba "la universidad hermana en Norteamericana", por lo que muchos profesores e investigadores recurrían a ella para canalizar intercambios con otras instituciones.

Actualmente entre 350 y 400 estudiantes reciben clases cada curso en la Universidad de Virginia en Valencia. En su mayoría, según aclara Valle, proceden de los grados de Relaciones Internacionales y de Letras, aunque también se acogen estudiantes de Medicina y Derecho.

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Lo que todos comparten es un minor (formación especializada) en español. "Por lo general cursan entre 12 y 15 créditos de español. Son asignaturas relacionadas con la cultura, la lengua, la literatura, la economía, pero también ofrecemos español para médicos, por ejemplo. Hay 50 millones de hispanohablantes en Norteamérica, por lo que cada vez es más necesario que los titulados universitarios norteamericanos sepan español", advierte el director académico.

Pero si tan necesario es para Virginia este programa, ¿no podría impartirlo en exclusiva desde su campus en Charlottesville? "No es lo mismo. La inmersión en la cultura española y el aprendizaje de la lengua que pueden adquirir aquí es muy diferente. El programa les obliga a vivir en familias, al menos durante un semestre y tienen prohibido hablar inglés en el centro", señala Celma.

Prohibido hablar inglés

"Lo que más me sorprendió es que mi hermano, de 27 años, viviera en casa. En mi país sería impensable", dice sobre su familia valenciana de acogida la estudiante Rebecca Glasberg. Y añade: "Las tiendas no están abiertas 24 horas y siete días a la semana, y los jóvenes menores de 21 años pueden entrar en las discotecas". Las normas de la universidad se cumplen a rajatabla, según el director académico, Eliseo Valle: "Si alguien habla en inglés, llamo al estudiante a mi despacho. Y les explico que firmaron un compromiso por el que si detectábamos que hablaban en inglés en dos ocasiones, serían enviados a EE UU. Nunca se ha dado el caso".

Además de los 400 estudiantes norteamericanos que cada curso se desplazan a Valencia para seguir el programa de la Universidad de Virginia, se produce un intercambio entre profesores del centro de Valencia y la sede de la universidad fundada por Thomas Jefferson hace casi dos siglos en Charlottesville.

Este curso realiza su estancia en Valencia la estudiante de doctorado Sarah Bogard. Para ella este intercambio es una gran oportunidad porque puede avanzar en su investigación, sobre literatura medieval, e impartir clases de literatura; en Virginia enseñaba lengua.

"Si para ella es enriquecedor, para nosotros es mucho más ventajoso", espeta la estudiante de doctorado de la Universitat de València Anna Chover, que investiga sobre literatura cubana. "Las bibliotecas norteamericanas son excelentes y avancé muchísimo cuando estuve allí. Además, agrega que "desde el punto de vista de méritos, impartir clase en una universidad como Virginia es inigualable".

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