Análisis:Gastronomía

¿El mismo rasero?

Por primera vez en los cuatro años que formo parte de este misterioso jurado he tenido noticia de los nombres de los 31 profesionales que en el área de España y Portugal hemos votado. Críticos gastronómicos, cocineros y empresarios afines al mundo de la hostelería que apostamos en secreto a favor de nuestros restaurantes preferidos.

El único requisito, que nadie comprueba, es haber visitado los establecimientos elegidos en el transcurso de los últimos 18 meses. A los cocineros, como es lógico, se les impide recomendarse a sí mismos. Según los organizadores el jurado de la edición 2009 l...

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Por primera vez en los cuatro años que formo parte de este misterioso jurado he tenido noticia de los nombres de los 31 profesionales que en el área de España y Portugal hemos votado. Críticos gastronómicos, cocineros y empresarios afines al mundo de la hostelería que apostamos en secreto a favor de nuestros restaurantes preferidos.

El único requisito, que nadie comprueba, es haber visitado los establecimientos elegidos en el transcurso de los últimos 18 meses. A los cocineros, como es lógico, se les impide recomendarse a sí mismos. Según los organizadores el jurado de la edición 2009 lo han compuesto 837 profesionales distribuidos en 26 áreas geográficas de todo el mundo.

¿Cumplen todos ellos las reglas del juego y han viajado lo suficiente para emitir veredictos justos? Un año más, la publicación de los 50 mejores, apasionante iniciativa de la revista inglesa Restaurant Magazine, volverá a levantar una brutal polvareda. Un ranking, más coherente que nunca que apuesta claramente por la vanguardia con el que España y sus cocineros alcanzan la gloria, y cuyo efecto agigantan después los poderosos medios de comunicación anglosajones para irritación de Italia y Francia, países que se consideran maltratados.

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Hasta ahora, la clasificación no había conseguido eliminar sus mayores desequilibrios y carencias, incluidos el escandaloso olvido de restaurantes latinoamericanos y las arbitrariedades derivadas de un orden siempre subjetivo. Aun así, el problema de fondo es otro. ¿Pueden tratarse con el mismo rasero restaurantes que ofrecen cocinas tan dispares? ¿Tiene sentido colocar el placer gastronómico en fila india?

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