Reportaje:

La piscicultura como terapia

La Universidad de Santiago premia una iniciativa pionera en Proxecto Home

Víctor Camón es un ex cocinero de alta mar experto en la cría de truchas. Gracias a estos peces, se convirtió hace unos meses en el jefe de una pequeña piscifactoría. Ahora lo deja y cede su puesto a Ángel López, que ya lo sabe todo sobre esta especie. Más pronto que tarde, él también se irá y entonces el encargado será otra de las 50 personas que integran esta peculiar cooperativa de autoconsumo. La empresa es la Comunidad Terapéutica Proxecto Home y sus trabajadores, hombres y mujeres de todas las edades que tratan de superar su adicción a las drogas.

En este centro de Cernadas...

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Víctor Camón es un ex cocinero de alta mar experto en la cría de truchas. Gracias a estos peces, se convirtió hace unos meses en el jefe de una pequeña piscifactoría. Ahora lo deja y cede su puesto a Ángel López, que ya lo sabe todo sobre esta especie. Más pronto que tarde, él también se irá y entonces el encargado será otra de las 50 personas que integran esta peculiar cooperativa de autoconsumo. La empresa es la Comunidad Terapéutica Proxecto Home y sus trabajadores, hombres y mujeres de todas las edades que tratan de superar su adicción a las drogas.

En este centro de Cernadas, en Portomouro (Val do Dubra), la cría de truchas no es un simple trabajo. Para el ex responsable de la piscifactoría, Víctor, fue "la motivación más grande" de su vida desde que empezó a desperdiciarla a los 16 años, cuando probó las drogas. A Ángel, su sucesor, el cultivo le devolvió "los valores y el interés por el trabajo". El director de Proxecto Home, Ramón Gómez, resume la iniciativa en cuatro ideas. "Terapia ocupacional, motivación, responsabilidad y compromiso con el medio ambiente". El proyecto, asegura, fue un éxito desde el principio. Y ahora, un cartel en la entrada de la miniexplotación, lo corrobora. La iniciativa ha sido galardonada entre 26 proyectos por la cátedra Jaime Vera de la Universidad de Santiago con el primer premio del Concurso de Accións Sostibles de Emprendemento Social.

Ex toxicómanos crían cerca de 1.000 truchas para autoconsumo
"Recuperé el interés por el trabajo y estoy orgulloso de mí mismo", dice Ángel

Todo surgió a raíz de la restauración de los lavaderos del pazo en el que está el centro. De eso también se encargaron los chicos y chicas de la comunidad terapéutica, que durante los meses que viven allí -doce como máximo- aprenden carpintería, albañilería, cantería y horticultura. Ahora, esos lavaderos albergan dos piscinas para 1.125 truchas, las más pequeñas. Allí están los cuatro primeros meses desde que llegan a Cernadas. Los chicos tienen que darles de comer y controlar la temperatura del agua. "Entre 8 y 14 grados", apunta rápido Ángel sin esperar la pregunta. Todo lo que sabe lo aprendió en los seminarios de Fernando Cobo, director de la estación de hidrobiología de la Universidad de Santiago y colaborador de Proxecto Home. Para él fueron los 3.000 euros del premio, que donará a esta institución sin ánimo de lucro y que servirán para mejorar la piscifactoría. "El objetivo es criar unas 4.000 truchas al año y llevar a cabo esta iniciativa pionera en Galicia y en España a otras zonas del país", explica Cobo.

Ángel, el alumno aplicado, es marinero, lleva siete meses en Proxecto Home y un año y medio sin consumir heroína ni cococaína. Casado y con un hijo de dos años, dice que la cría de truchas lo está ayudando "casi tanto" como las terapias de grupo. "Veo que lo que hago tiene frutos y me siento orgulloso de mí mismo", explica.

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Este es precisamente uno de los objetivos del proyecto. La autogestión de la piscifactoría, cuenta Gómez, "aporta rutina y responsabilidad a los chavales, lo que repercute muy favorablemente en su autoestima".

Estar en contacto con la naturaleza también es un aliciente, según Gómez, porque relaja. "Me da mucha tranquilidad escuchar el sonido del agua bajando por el canal", cuenta Víctor. Lo primero que hace cuando se levanta es comprobar que no hay nada que obstaculice el paso del agua en las cañadas que desembocan en dos balsas, al aire libre, donde ahora viven 1.270 truchas. Allí trasladan a los peces pequeños cuando han crecido. Y al cabo de tres meses, "listas y al plato", dice Víctor, que por su condición de ex cocinero le toca trabajar hasta el final. Pero es su última semana en Proxecto Home y ya piensa en el futuro. "Buscaré trabajo en esto de la piscicultura, ahora que ya sé cómo funciona". Otro objetivo cumplido, la reinserción laboral. "Los chicos recuperan las ganas de trabajar", explica Gómez, "y se plantean nuevas alternativas profesionales".

Jóvenes de Proxecto Home en el criadero de truchas que tienen en Cernadas (Val do Dubra).ANDRÉS FRAGA

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