Una ley pendiente

La falta de consenso entre el Gobierno vasco (PNV, EA y EB) y los principales partidos de la oposición impidió que el proyecto de Ley de Juventud saliera adelante la pasada legislatura. Las enmiendas a la totalidad presentadas por el PSE, el PP y EHAK, sustentadas en criterios diferentes, se tradujeron en la inmediata devolución del texto al tripartito. Las tres formaciones calificaron el documento de "fraude" y criticaron su falta de medidas concretas. El próximo Parlamento autonómico heredará esta tarea pendiente, que aparece en los programas electorales de la mayoría de los partidos.
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La falta de consenso entre el Gobierno vasco (PNV, EA y EB) y los principales partidos de la oposición impidió que el proyecto de Ley de Juventud saliera adelante la pasada legislatura. Las enmiendas a la totalidad presentadas por el PSE, el PP y EHAK, sustentadas en criterios diferentes, se tradujeron en la inmediata devolución del texto al tripartito. Las tres formaciones calificaron el documento de "fraude" y criticaron su falta de medidas concretas. El próximo Parlamento autonómico heredará esta tarea pendiente, que aparece en los programas electorales de la mayoría de los partidos.

El proyecto recogía algunos aspectos "en los que se avanzaba", pero el Consejo de la Juventud esperaba que fuera "más potente", recuerda su presidente Jabi Delgado. E insiste en pedir a los partidos que tengan en cuenta las propuestas de los jóvenes y las cumplan, aunque conlleven "riesgos electorales".

El empleo y la vivienda centran las promesas electorales
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Delgado pone esta demanda encima de la mesa consciente de que en ocasiones se consulta a los jóvenes, pero luego los políticos "hacen lo que les parece". Por eso, ante las promesas electorales que incluyen los programas para los jóvenes, se muestra, una vez más, escéptico. "Muchas veces se quedan en eso, en promesas, y de ahí luego la decepción".

Sabedores de que son sus principales preocupaciones, la vivienda y el empleo centran buena parte de esas promesas de los partidos, desde el más grande al más pequeño. Así, por ejemplo, y a fin de empujar la emancipación juvenil, el PNV propone crear una bolsa de viviendas de alquiler social de uso compartido y habilitar ayudas que cubran hasta el 80% de la renta de alquiler. Los beneficiarios serían jóvenes de entre 18 y 25 años con ingresos inferiores a 6.000 euros brutos al año.

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Con una u otra variante, con más o menos ahínco, todas las formaciones inciden en la necesidad de impulsar las viviendas en alquiler y establecer ayudas para hacer frente a su pago. Ezker Batua y Aralar coinciden en solicitar el derecho subjetivo y universal de la vivienda y apuestan por una movilización efectiva de casas vacías. Aralar incluso asegura en su programa que promoverá la despenalización de la ocupación.

Todos los partidos se arrogan para sí las medidas más efectivas para garantizar un empleo a los jóvenes. En este capítulo, el PSE se ha lanzado con el siguiente compromiso: antes de que transcurran seis meses desde que terminen sus estudios, los jóvenes vascos tendrán una oferta de empleo en Euskadi, nunca inferior a un año. Para ello plantea crear un programa donde empresas, centros educativos e instituciones públicas sean "capaces de diseñar un itinerario de inserción laboral para los jóvenes".

El PP, por su parte, se compromete a impulsar rebajas fiscales en los tres primeros años de vida de una empresa creada por menores de 30 años. También propone rebajas fiscales para las empresas que realicen el primer contrato de un joven.

Habrá que esperar cuatro años para comprobar el nivel de cumplimiento de estas y otras muchas promesas.

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