Pakistán pone en libertad al 'padre' de su bomba nuclear

Un tribunal paquistaní puso ayer en libertad al científico considerado como el padre de la bomba atómica y héroe nacional de Pakistán, Abdul Qadir Jan, quien desde hace cinco años se encontraba bajo arresto domiciliario por las presiones de EE UU ante el mayor escándalo de proliferación nuclear conocido. Jan confesó haber vendido en 2004 secretos nucleares a Irán, Corea del Norte y Libia. El dictador Pervez Musharraf, firme aliado de Washington en la "guerra contra el terror" y que muy posiblemente conocía los movimientos y estaba detrás de los supuestos negocios de Jan, perdonó al cien...

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Un tribunal paquistaní puso ayer en libertad al científico considerado como el padre de la bomba atómica y héroe nacional de Pakistán, Abdul Qadir Jan, quien desde hace cinco años se encontraba bajo arresto domiciliario por las presiones de EE UU ante el mayor escándalo de proliferación nuclear conocido. Jan confesó haber vendido en 2004 secretos nucleares a Irán, Corea del Norte y Libia. El dictador Pervez Musharraf, firme aliado de Washington en la "guerra contra el terror" y que muy posiblemente conocía los movimientos y estaba detrás de los supuestos negocios de Jan, perdonó al científico pero limitó sus movimientos y su libertad de expresión bajo arresto domiciliario.

"Estoy muy contento. El juicio, gracias a dios, ha sido justo", declaró ayer el científico, de 72 años, al conocer el veredicto, informó la agencia Reuters desde Islamabad. Abdul Qadir Jan, que padece cáncer de próstata, señaló que no le importa lo que piensen los gobiernos de otros países. "Yo estoy obligado sólo a responder ante mi Gobierno y no ante extranjeros", señaló.

Alí Zafar, abogado defensor de Jan, insistió ante el alto tribunal paquistaní en que el científico no estaba envuelto en ningún tipo de proliferación nuclear ni en ninguna otra actividad delictiva.

Desde las elecciones de febrero de 2008 en las que triunfó la oposición democrática -que meses después forzó la salida de Musharraf de la presidencia del país-, se relajaron las restricciones a los movimientos de Jan. En este tiempo, el científico fue autorizado incluso a viajar a la sureña ciudad de Karachi, se reunió con amigos y dio varias entrevistas hasta que en julio pasado un tribunal le volvió a prohibir hablar con periodistas.

El Gobierno de Musharraf nunca permitió que Jan fuera interrogado por agentes extranjeros y mantenía que el científico no estaba bajo arresto domiciliario sino protegido para preservar su seguridad.

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