Masivo funeral por los cuatro pequeños beisbolistas

Más de 2.000 personas abarrotaron, ayer, el polideportivo La Parellada de Sant Boi (Baix Llobregat). Y más de un millar se quedaron fuera. Acudieron al funeral por los cuatro niños que murieron en la localidad el sábado, cuando el viento derrumbó el pabellón bajo el que se habían refugiado para entrenar a béisbol. Los vecinos de la localidad despidieron a Eric, Xavi, Mario y Joel con un acto católico culminado por varios parlamentos muy sentidos. Después, los féretros blancos abandonaron el recinto entre aplausos y bajo los bates de sus compañeros de equipo, ataviados con el uniforme azul del ...

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Más de 2.000 personas abarrotaron, ayer, el polideportivo La Parellada de Sant Boi (Baix Llobregat). Y más de un millar se quedaron fuera. Acudieron al funeral por los cuatro niños que murieron en la localidad el sábado, cuando el viento derrumbó el pabellón bajo el que se habían refugiado para entrenar a béisbol. Los vecinos de la localidad despidieron a Eric, Xavi, Mario y Joel con un acto católico culminado por varios parlamentos muy sentidos. Después, los féretros blancos abandonaron el recinto entre aplausos y bajo los bates de sus compañeros de equipo, ataviados con el uniforme azul del Club de Béisbol y Softbol Sant Boi. Su primer equipo juega en primera división nacional y es, junto al club de rugby y los hermanos Gasol, los orgullos deportivos de Sant Boi.

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No sólo ellos acompañaron a las familias. También acudieron, con sus camisas y sus fulares atados al cuello, numerosos miembros de la agrupación de boy scouts local Sant Ramon y de un esplai, de los que eran miembros dos de los fallecidos. Maestros de las cuatro escuelas de los niños les dedicaron unas palabras. Y la orquesta de cuerda Sant Boi Camerata puso la música. Se reunió toda una ciudad de luto, y la acompañó una nutrida representación de autoridades, encabezadas por presidente de la Generalitat, José Montilla, y una visiblemente afectada Carme Chacón, ministra de Defensa, acompañados del alcalde de la población, Jaume Bosch.

El tenso silencio que dominaba el acto sólo lo rompieron los aplausos, como los que arrancó la petición de que el pabellón reconstruido lleve los nombres de los cuatro chavales.

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