Normalidad, los parches del sistema
De entre los apuntes (Pecios) de Sánchez Ferlosio en EL PAÍS del 22 de enero -algunos de ellos impagables-, me gustaría glosar el dedicado a la vuelta a la normalidad como "la expresión más profundamente representativa de nuestra sociedad burguesa, liberal y acomodada".
Efectivamente, todos, confesada o inconfesadamente, estamos deseando que escampe cuanto antes tras la crisis para poder volver a nuestra realidad, ya sea ésta buena, regular o mala: los potentados, a seguir amasando fortunas; la mayoría, a seguir tirando entre atascos, hipotecas y obligaciones varias; y los...
De entre los apuntes (Pecios) de Sánchez Ferlosio en EL PAÍS del 22 de enero -algunos de ellos impagables-, me gustaría glosar el dedicado a la vuelta a la normalidad como "la expresión más profundamente representativa de nuestra sociedad burguesa, liberal y acomodada".
Efectivamente, todos, confesada o inconfesadamente, estamos deseando que escampe cuanto antes tras la crisis para poder volver a nuestra realidad, ya sea ésta buena, regular o mala: los potentados, a seguir amasando fortunas; la mayoría, a seguir tirando entre atascos, hipotecas y obligaciones varias; y los parias y excluidos, a seguir malviviendo instalados en la precariedad de siempre. Así pues, no es probable que los cambios vengan de mano de los dirigentes políticos -siempre empeñados en recomenzar soluciones definitivas, según otro de los apuntes-, sino por la fuerza misma de los hechos.
En esta crisis que comenzó siendo financiera, que ahora es ya económica y que es muy probable que se transforme en crisis social, las medidas que se toman responden siempre a ese deseo general de vuelta a la normalidad, entendiendo por tal la vuelta a un sistema que -una vez convenientemente parcheado- retome el modelo de crecimiento económico sin límites que se basa en los recursos limitados de nuestro planeta.
Y a esperar que, más pronto que tarde, el globo reviente totalmente, a pesar de los parches.