Uno de cada cinco conductores supera el límite de velocidad

Los Mossos d'Esquadra, a veces, organizan controles de velocidad. Por ejemplo, la noche del pasado sábado, en la autopista C-33 (de Girona a Barcelona) a la altura de La Llagosta. Durante cinco horas controlaron 774 vehículos y pudieron comprobar que prácticamente algo más de uno de cada cuatro (el 21,3%) superó la velocidad lo suficiente como para ser denunciado. Dos de ellos iban, además, con bebida suficiente en el cuerpo como para dar positivo en el control de alcoholemia. Total: la noche se saldó con 165 multas, dos vehículos inmovilizados y tres detenciones por infracción múltiple.
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Los Mossos d'Esquadra, a veces, organizan controles de velocidad. Por ejemplo, la noche del pasado sábado, en la autopista C-33 (de Girona a Barcelona) a la altura de La Llagosta. Durante cinco horas controlaron 774 vehículos y pudieron comprobar que prácticamente algo más de uno de cada cuatro (el 21,3%) superó la velocidad lo suficiente como para ser denunciado. Dos de ellos iban, además, con bebida suficiente en el cuerpo como para dar positivo en el control de alcoholemia. Total: la noche se saldó con 165 multas, dos vehículos inmovilizados y tres detenciones por infracción múltiple.

De los tres detenidos, cada uno tiene su historia, a cual más edificante. Uno de ellos, Farouk Mohammed B., de 32 años, nacionalidad francesa y que dijo residir en Figueres, circulaba a 215 kilómetros por hora. La zona tiene una limitación de velocidad de 120 kilómetros, de modo que superaba el límite en 95 kilómetros a la hora. Justificó su ignorancia de las normas de circulación de modo evidente: carecía de permiso de conducir. Fue puesto a disposición judicial ante la sospecha de que Figueres no fuera exactamente su residencia.

El segundo detenido responde al nombre de Juan Antonio H. P., tiene 39 años, nacionalidad española y residencia fijada en Barcelona. Circulaba en un ciclomotor e iba a 173 kilómetros por hora. En esta ocasión el conductor pudo mostrar un carnet de conducir. Sólo que resultó ser pura y simplemente una falsificación. Los agentes sostienen que no llevaba el propio porque nunca lo tuvo.

En cambio, el tercer detenido e imputado, Mark B. R., de 19 años y vecino de la localidad de L'Ametlla del Vallès, sí tenía permiso de conducir. Flamante. Casi sin usar. Es decir, que no podía circular a más de 80 kilómetros por hora y, a pesar de todo, lo hacía a 177 kilómetros. Es decir, más del doble de lo autorizado en su caso.

Conducir una porrada de kilómetros por encima del límite es, ahora, un delito, de modo que los tres han sido denunciados y deberán responder penalmente.

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