Cartas al director

Por el mar corren las liebres

Vemos cómo estos días los defensores del capitalismo más puro se transforman en inexpugnables baluartes defensores de la intervención del Estado, aquel al que limitaban a su mínima expresión, su expresión de garante protector de sus ingentes ganancias exclusivamente. Ahora papá Estado ha de repartir la crisis entre todos los ciudadanos, incluso entre aquellos que nada tienen, mientras que otros lo ganaron todo especulando, aun a costa de la pobreza de millones de individuos que nada importan para el sistema, a lo sumo, su fuerza de trabajo cuando ésta se precisa. EE UU, el país defensor...

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Vemos cómo estos días los defensores del capitalismo más puro se transforman en inexpugnables baluartes defensores de la intervención del Estado, aquel al que limitaban a su mínima expresión, su expresión de garante protector de sus ingentes ganancias exclusivamente. Ahora papá Estado ha de repartir la crisis entre todos los ciudadanos, incluso entre aquellos que nada tienen, mientras que otros lo ganaron todo especulando, aun a costa de la pobreza de millones de individuos que nada importan para el sistema, a lo sumo, su fuerza de trabajo cuando ésta se precisa. EE UU, el país defensor por antonomasia de la iniciativa privada y el libre mercado, ya ha insuflado la cantidad de 700.000 millones de dólares, para salvar, precisamente, a quienes nos han conducido a esta crisis, empresas especuladoras que han jugado y jugarán con el futuro de millones de individuos, que nada importan al sistema capitalista.

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