Cartas al director

El silencio de los corderos públicos

EL PAÍS publicaba el pasado 25 de septiembre, que el presidente de la Diputación de Castellón y del PP en este territorio declaró en 1999 unos ingresos de 73.000 euros y aportó en 94 cuentas bancarias 931.320 euros, de los que sólo justificó 56.495.

El resultado de su declaración de renta le salió a devolver 3.000 euros. Encima manifiesta, siempre según el diario, no estar nervioso por el tema (siendo como está, investigado).

Si esto es cierto -igual hay una explicación razonable: presunción de inocencia- que nos digan a los empleados de la Agencia Tributaria cómo debemos actuar ...

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EL PAÍS publicaba el pasado 25 de septiembre, que el presidente de la Diputación de Castellón y del PP en este territorio declaró en 1999 unos ingresos de 73.000 euros y aportó en 94 cuentas bancarias 931.320 euros, de los que sólo justificó 56.495.

El resultado de su declaración de renta le salió a devolver 3.000 euros. Encima manifiesta, siempre según el diario, no estar nervioso por el tema (siendo como está, investigado).

Si esto es cierto -igual hay una explicación razonable: presunción de inocencia- que nos digan a los empleados de la Agencia Tributaria cómo debemos actuar y responder ante una persona mínimamente informada, que ha tenido dos pagadores y ha percibido un sueldo total de 11.000 euros, y que pregunta indignado -y éste sí, nervioso- por qué no nos metemos con los miles de "presuntos defraudadores de guante blanco" (bueno, los nombran de manera algo más violenta), al conocer que su declaración de la renta le sale "a pagar" con esos ingresos de miseria, estando además obligado a declarar.

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Sólo podemos agachar la cabeza. Lo que religiosamente hacemos, aunque se nos retuerzan las tripas. Silencio. Mejor sería que no se publicara nada sobre tales desatinos.

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