La limitación a 80 kilómetros por hora reduce el consumo de gasolina el 3,7%

La calidad del aire mejora, pero menos de lo previsto por Medio Ambiente

Bajan las emisiones de gases contaminantes, los accidentes de tráfico y el gasto en combustible. Son los principales efectos de la limitación de velocidad a 80 kilómetros por hora en las vías rápidas del área de Barcelona. Un estudio encargado por el Departamento de Medio Ambiente indica que, en los seis primeros meses de aplicación de la polémica medida, el consumo de gasolina y diésel se ha reducido el 3,7%. Las emisiones también han caído alrededor del 4%. Todo ello equivale a que más de 20.000 vehículos dejen de circular cada día por las carreteras.

Los resultados quedan lejos, sin ...

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Bajan las emisiones de gases contaminantes, los accidentes de tráfico y el gasto en combustible. Son los principales efectos de la limitación de velocidad a 80 kilómetros por hora en las vías rápidas del área de Barcelona. Un estudio encargado por el Departamento de Medio Ambiente indica que, en los seis primeros meses de aplicación de la polémica medida, el consumo de gasolina y diésel se ha reducido el 3,7%. Las emisiones también han caído alrededor del 4%. Todo ello equivale a que más de 20.000 vehículos dejen de circular cada día por las carreteras.

Los resultados quedan lejos, sin embargo, de las previsiones de la Generalitat, que apuntaban a reducciones de la contaminación cercanas al 20%. La diferencia entre los cálculos y la realidad obedece a "un cambio en la metodología para hacer los cálculos", justificó el responsable del estudio, José María Baldasano. La mejora de la calidad del aire es, en todo caso, "positiva" y ha beneficiado a 1,3 millones de personas que viven en torno a las carreteras de acceso a Barcelona afectadas por la prohibición de circular a más de 80 kilómetros por hora.

La reducción de la contaminación ha sido superior a la media en algunos puntos de Badalona; en la AP-2 a su paso por Sant Feliu, Molins de Rei y Sant Vicenç dels Horts, y en la A-2 entre El Prat y Cornellà. En estos casos se han logrado cifras cercanas al 7%. En Barcelona ciudad, en cambio, la medida apenas se ha notado.

Hay dos razones que, a juicio de los expertos, explican la mejora de la calidad del aire: la propia limitación de velocidad -que los conductores han respetado de forma muy mayoritaria, según el Servicio Catalán de Tráfico- y una importante disminución de las congestiones en las entradas y salidas de Barcelona.

Los ciudadanos del área metropolitana no sólo aspiran a respirar un poco mejor, sino que se han ahorrado algo de dinero. Al circular por debajo de los 100 kilómetros por hora, los coches gastan menos combustible. El ahorro, tanto en los automóviles de gasolina como en los diésel, roza el 4%. Si continúa esa tendencia, se ahorrarán en un año unas 30.000 toneladas de combustible y unos 44,5 millones de euros. "Es una medida que cuesta muy poco y que, en cambio, tiene beneficio incluso para el bolsillo de los ciudadanos", defendió Baldasano.

La iniciativa generó en su día la oposición de algunos sectores (como el Real Automóvil Club) y dudas entre los expertos, que juzgaban difícil que disminuyera la contaminación y veían en la medida cierto afán recaudatorio.

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Tráfico rechazó ayer concretar cuántas sanciones ha impuesto en las carreteras del área de Barcelona por exceder el límite de 80 por hora. Sí facilitó los datos que son positivos, como los de siniestralidad: el número de muertos y de heridos graves se ha reducido el 50% en los seis primeros meses del año. Tráfico asegura que el ruido sobre el asfalto también ha bajado tres decibelios.

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