LA CALLE | No funciona

Servicio discrecional

Llega el verano y la ciudad, Barcelona, se aletarga. Sobre todo porque se aletarga el sector público, tan numeroso y no siempre tan eficaz. En otros ámbitos, las vacaciones se reparten, pero en el sector público no hace maldita la falta. Cierto que la generalización es injusta: hay funcionarios eficientes, lo que parece no funcionar no es la persona, sino la organización. En las empresas públicas hay gente que cobra -bastante más que los obreros- por pensar y organizar. ¿Se ganan el sueldo?

Un ejemplo crónico del que se han quejado varios lectores: en agosto hay líneas de autobús que fu...

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Llega el verano y la ciudad, Barcelona, se aletarga. Sobre todo porque se aletarga el sector público, tan numeroso y no siempre tan eficaz. En otros ámbitos, las vacaciones se reparten, pero en el sector público no hace maldita la falta. Cierto que la generalización es injusta: hay funcionarios eficientes, lo que parece no funcionar no es la persona, sino la organización. En las empresas públicas hay gente que cobra -bastante más que los obreros- por pensar y organizar. ¿Se ganan el sueldo?

Un ejemplo crónico del que se han quejado varios lectores: en agosto hay líneas de autobús que funcionan (es una forma de hablar) con horario fijo. Este año, TMB no se sintió obligada a comunicar el hecho a los usuarios y en muchas paradas sólo puso los horarios a partir del 11 de agosto, después de que la ausencia de los mismos hubiera sido publicada por este diario, precisamente tras quejas de los lectores. Es decir, los horarios funcionaron entre el 1 y el 22 de agosto, pero los pasajeros sólo los conocieron la mitad de los días.

¿Se cumplieron? Nadie lo sabe y la empresa ha decidido que no es necesario informar de ello. ¿Para qué? ¿A quién? Sus dirigentes dependen de cargos políticos que tampoco parecen especialmente interesados en un servicio que apenas utilizan. Pero los usuarios sí lo han vivido. Y P. J. explica una anécdota vivida que explica mucho: fue el lunes 11 de agosto, en la línea 54. El autobús que debía parar a las 15.55 en Berlín-Numància iba a toda pastilla y con notable adelanto. Al llegar a la parada de París-Villarroel se produjo el cambio de conductor y el entrante comentó al saliente el adelanto. La respuesta fue: "Es que por dos minutos pierdo el tren". Es decir, que para no perder el tren corría como un loco y se saltaba los horarios a la torera. Teóricamente, TMB sabe dónde están los autobuses en cada momento. ¿Hizo algo? Una vez más la respuesta de la empresa fue el silencio. ¿A quién le importa, salvo al usuario?

Para quejas en esta sección, pueden dirigirse a catalunya@elpais.es a la atención de Francesc Arroyo.

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