Columna

Oleaje en el comercio

El comercio exterior ha protagonizado muchos de los cambios experimentados por la economía gallega en los últimos años, al ser sustituido el modelo de patrón. Anteriormente, Galicia mantenía una especialización de tipo tradicional, esto es, interindustrial, en tanto que en la actualidad el nuevo modelo acentúa los intercambios intraindustriales. Esta importante modificación subraya cuestiones de enorme relevancia. La primera a destacar es el hecho de que vamos acompasando nuestra dinámica a las economías más maduras y avanzadas.

Prueba de este cambio de patrón es el creciente avance del...

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El comercio exterior ha protagonizado muchos de los cambios experimentados por la economía gallega en los últimos años, al ser sustituido el modelo de patrón. Anteriormente, Galicia mantenía una especialización de tipo tradicional, esto es, interindustrial, en tanto que en la actualidad el nuevo modelo acentúa los intercambios intraindustriales. Esta importante modificación subraya cuestiones de enorme relevancia. La primera a destacar es el hecho de que vamos acompasando nuestra dinámica a las economías más maduras y avanzadas.

Prueba de este cambio de patrón es el creciente avance del comercio intraindustrial y la progresiva inserción de la economía gallega en el contexto europeo, aunque su integración en el plano internacional es más escasa. Es decir, hemos pasado de efectuar intercambios comerciales de diferentes productos a desarrollar flujos internacionales dentro de los mismos sectores e industrias. O sea, hemos dejado de fundamentar nuestras corrientes comerciales en las ventajas comparativas y en las especializaciones en un único bien, tan clásico de las economías tradicionales, por una nueva concepción en la que predominan las nuevas relaciones comerciales basadas en una intensa interdependencia de las economías y de las propias empresas.

Galicia no destaca por su especialización en productos que generen un alto valor añadido

Los especialistas gallegos en la materia destacan varias notas de enorme interés en los últimos años: expansión continuada del comercio exterior, como consecuencia de nuestra incorporación e inserción en Europa, hasta el punto de que los incrementos de flujos comerciales se quintuplicaron entre 1998 y 2005; el déficit comercial es relativamente pequeño, y es notable el predominio del comercio intraindustrial con el exterior.

La actual crisis económica tiene efectos negativos. En primer lugar, Galicia posee un fuerte déficit comercial con relación al PIB, siendo una de las autonomías con mayor endeudamiento comercial de España. Los ratios son superiores al 15%, es decir, muy por encima de los índices de EE UU y de España, y con tendencia creciente. Así, en 2000 el déficit comercial de Galicia respecto al PIB era del 11,9%, equivalente a 4.405 millones de euros. En 2005 se alcanzó el 14,4% (6.955 millones), y en 2007 se llegó al 15,7% (8.742 millones).

En segundo lugar, es preciso destacar que el comercio intraindustrial acelera los intercambios intrafirma que protagonizan las empresas multinacionales. De todos es conocido el relevante papel que protagonizan ciertas empresas gallegas en el exterior, dadas sus espectaculares estrategias productivas y comercializadoras. Pero a renglón seguido hay que apuntar, en sentido contrario, una tendencia decreciente de entrada de capital extranjero. Y dado que ésta está ligada al comercio intrafirma se puede prever un mayor incremento de la dependencia y de la subsidiariedad de las estrategias económicas internacionales, volviendo a situar a Galicia en posición de semiperiferia.

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Los últimos estudios reflejan el protagonismo de ciertos sectores en lo tocante a los flujos bilaterales de comercio intra-industrial. Son los referidos al material de transporte, productos textiles, de confección y de piel. Se aprecia una tradicional dependencia en los productos metálicos, transformados metálicos y maquinaria, y se apunta un mayor dinamismo en lo que atañe a los productos del campo, de la pesca y los químicos Las actividades ligadas al comercio internacional, intraindustrial e intraempresa coinciden con sectores proclives a la deslocalización y sometidos a fuertes volatilidades.

Galicia, que no destaca por una especialización basada en actividades de elevado potencial de generación de valor añadido y por altos índices de intensidad tecnológica, difícilmente podrá soportar los efectos negativos de una crisis o desaceleración económica intensa. El actual oleaje económico está obligando a las empresas a arbitrar procesos de reestructuración y acomodación. Por tanto, va a afectar al comercio y a los suministros de bienes. En consecuencia, el elevado comercio intrafirma gallego se va a ver afectado inmediatamente. Algunos sectores estratégicos, muy insertos en la economía internacional, podrían verse implicados en una caída de actividad. Sólo con apuestas en innovación tecnológica y con estrategia se podrá resolver esta coyuntural y estructural situación económica.

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