Obama y Al Maliki planean la retirada de tropas en 2010

El candidato demócrata se reúne en Bagdad con el primer ministro

El primer ministro iraquí, Nuri al Maliki, ratificó ayer ante el candidato demócrata a la Casa Blanca, Barack Obama, su deseo de una pronta retirada de las tropas estadounidenses, con lo que esta opción, que parecía aventurera y remota hasta hace pocos días, se ha convertido ya en la salida más probable de una guerra en la que EE UU ha empantanado sus recursos y su prestigio internacional.

Obama se reunió con Al Maliki en la sede de la jefatura del Gobierno iraquí, en la zona verde de Bagdad, entre las mismas medidas de discreción y extrema seguridad que caracterizaron el paso de...

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El primer ministro iraquí, Nuri al Maliki, ratificó ayer ante el candidato demócrata a la Casa Blanca, Barack Obama, su deseo de una pronta retirada de las tropas estadounidenses, con lo que esta opción, que parecía aventurera y remota hasta hace pocos días, se ha convertido ya en la salida más probable de una guerra en la que EE UU ha empantanado sus recursos y su prestigio internacional.

Obama se reunió con Al Maliki en la sede de la jefatura del Gobierno iraquí, en la zona verde de Bagdad, entre las mismas medidas de discreción y extrema seguridad que caracterizaron el paso del candidato demócrata por Afganistán. Obama sólo dijo al término de la entrevista que ésta había resultado "constructiva". Tampoco hubo comentarios tras su conversación con el presidente iraquí, Yalal Talabani.

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Al Maliki, sin embargo, quiso aclarar algunos malos entendidos de los últimos días respecto a su posición sobre la retirada de tropas. El portavoz oficial del primer ministro, Alí al Daddag, afirmó que su Gobierno era partidario de que los soldados estadounidenses abandonen Irak antes de concluir 2010. Ese plazo es casi coincidente con el plan de Obama de culminar el repliegue 16 meses después de su llegada a la Casa Blanca, lo que, con el permiso del electorado, ocurriría en enero de 2009. "Esperamos que en 2010 las tropas de combate se hayan retirado de Irak", dijo el portavoz. Esta declaración precisa otra hecha el pasado fin de semana por el propio Al Maliki a una publicación extranjera y que generó gran controversia en Estados Unidos.

El primer ministro iraquí dijo a la revista alemana Der Spiegel que respaldaba el calendario de retirada de Obama. Esa entrevista desató las iras de la Casa Blanca, que reclamó urgentemente una aclaración. Tras la intervención de funcionarios de la Embajada de EE UU en Bagdad, Alí al Daddag acusó al semanario de haber confundido la frase de Al Maliki traducida por el intérprete oficial.

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La prensa estadounidense ha tenido acceso a la grabación de la entrevista hecha por Der Spiegel y ha comprobado que lo traducido y lo publicado se ajusta a las declaraciones hechas por Al Maliki. Su portavoz trató ayer de cerrar esta polémica situando el proyecto de retirada del Gobierno iraquí en plazos no idénticos pero muy parecidos a los contemplados por Obama.

De esta manera, el candidato demócrata queda en una posición mucho más cómoda dentro de su país para defender el repliegue pese a los éxitos que está teniendo la nueva estrategia militar puesta en marcha desde hace año y medio por el jefe de las tropas de Estados Unidos en Irak, el general David Petraeus.

El candidato republicano, John McCain, insistió ayer en que Obama debe admitir el mérito de esa estrategia, conocida en inglés como surge. "Este viaje a Irak representa una gran oportunidad para que Obama reconozca los éxitos alcanzados, una gran oportunidad para reconocer que su criterio sobre el surge era equivocado", manifestó McCain.

Pese a que las cifras dan la razón a McCain -y al presidente, George Bush- en este aspecto, su idea de permanecer en Irak sin plazo fijo va perdiendo por minutos oxígeno y razón de ser. La Casa Blanca ha terminado aceptando, tal como consta en el borrador del acuerdo negociado con el Gobierno iraquí, el principio de que la presencia militar en aquel país debe tener "un horizonte temporal".

McCain asume también la reducción escalonada del contingente en Irak -más de 140.000 soldados-, pero advierte que hay que hacerlo al ritmo que exigen las condiciones militares sobre el terreno y sin fijar un plazo determinado.

Un árbitro involuntario de este debate puede ser el propio general Petraeus, con quien ayer se entrevistó Obama en Bagdad y a quien el candidato demócrata siempre ha dedicado palabras de respeto y admiración. Preguntado este fin de semana en una entrevista si consideraba que la retirada de tropas en 16 meses era un plan viable, contestó con un insuperable "eso depende". Petraeus pasará en pocas semanas a situarse al mando de todas las tropas estadounidenses en Oriente Próximo, incluido Irak, y permanecerá en ese puesto cuando el próximo presidente asuma el cargo. Considerando su hoja de servicios y su prestigio, es fácil imaginar que tendrá mucho que decir en el futuro de esa guerra.

Obama se traslada hoy, precisamente, al corazón de Oriente Próximo, al "frente central", por utilizar sus propias palabras, del conflicto extendido en la región. Empezará en Jordania y continuará mañana en Israel y los territorios palestinos. Ahora ya con periodistas, cámaras y citas públicas, disfrutando de una popularidad que pocos políticos estadounidenses han tenido antes, pero afrontando también los riesgos de una intensa exposición en un problema y en una región en la que han resbalado antes los más consagrados y experimentados estadistas.

Barack Obama se despide, antes de viajar a Irak, de los militares de Estados Unidos instalados en la base Arifjan (Kuwait).REUTERS

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