El hambre y la obesidad
Se da la triste paradoja de que, mientras el problema para medio mundo estriba en cómo combatir la desnutrición y el hambre, en la otra mitad se las ven y se las desean, para intentar poner remedio a las cada vez más elevadas tasas de obesidad.
Y es que, como siempre se ha venido diciendo a lo largo de los tiempos, el mundo está pero que muy mal repartido.
Parece mentira, en efecto, que pese a todo el impresionante desarrollo alcanzado por nuestra moderna sociedad actual, no se hayan podido aportar soluciones prácticas ni a uno, ni a otro problema, en especial a ese tan sangrante...
Se da la triste paradoja de que, mientras el problema para medio mundo estriba en cómo combatir la desnutrición y el hambre, en la otra mitad se las ven y se las desean, para intentar poner remedio a las cada vez más elevadas tasas de obesidad.
Y es que, como siempre se ha venido diciendo a lo largo de los tiempos, el mundo está pero que muy mal repartido.
Parece mentira, en efecto, que pese a todo el impresionante desarrollo alcanzado por nuestra moderna sociedad actual, no se hayan podido aportar soluciones prácticas ni a uno, ni a otro problema, en especial a ese tan sangrante del ayuno obligado, de tal manera que no pueda existir ningún estómago castigado más en ninguno de los rincones de nuestro planeta.