Cartas al director

Viudos desamparados

Hace unas semanas ustedes publicaron una carta que hacía referencia a la denegación de las pensiones de viudedad a separadas, divorciados y matrimonios nulos. Les doy las gracias por ello. Quisiera ahora informarles de cómo los propios funcionarios de la Seguridad Social marean y amenazan a las viudas y viudos que desean presentar los papeles exigidos para obtener dicha pensión. Ni siquiera admiten la documentación. Alegan que irá al cubo de la basura si no se presenta tal o cual certificado, cuando en realidad lo que quieren es ampararse exclusivamente en una línea de la ley 40/2007, en la cu...

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Hace unas semanas ustedes publicaron una carta que hacía referencia a la denegación de las pensiones de viudedad a separadas, divorciados y matrimonios nulos. Les doy las gracias por ello. Quisiera ahora informarles de cómo los propios funcionarios de la Seguridad Social marean y amenazan a las viudas y viudos que desean presentar los papeles exigidos para obtener dicha pensión. Ni siquiera admiten la documentación. Alegan que irá al cubo de la basura si no se presenta tal o cual certificado, cuando en realidad lo que quieren es ampararse exclusivamente en una línea de la ley 40/2007, en la cual se nos discrimina. La famosa frase de la ley es la siguiente: "Los viudos divorciados, separados o de matrimonios nulos que no tuvieran una pensión compensatoria que se extinguiese con el fallecimiento del causante, quedarán excluidos de la pensión de viudedad". Es obvio que muy pocos firmaron una pensión compensatoria a perpetuidad. Las compensatorias solían firmarse por un año o tres.

Si bien el nuevo ministro Celestino Corbacho hizo una mención a nuestro caso y expuso en prensa que se revisarían dichas pensiones, no está ocurriendo así. El hecho es que se otorgarán pensiones de viudedad a los que estuvieran viviendo en pareja de hecho, tanto heterosexuales como homosexuales. Por tanto, unos derechos que se nos reconocían con la ley anterior, desaparecen.

Y lo más triste es que en la mayoría de los casos fueron circunstancias dramáticas las que nos llevaron a separarnos de nuestros cónyuges. Firmamos todo lo que se nos puso por delante en circunstancias extremas, y ahora nos encontramos con que nuestros derechos adquiridos no son reconocidos.

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