Cartas al director

Disparidades

Mi hija de 22 años, estudiante, necesitó acudir la semana pasada a un centro de salud en Oliva (Valencia), donde pasa unos días de vacaciones, a causa de complicaciones de una quemadura en una pierna.

En el centro de salud de la calle del Historiador Bernardino Llorca se negaron a atenderla por no encontrar en su base de datos el número de su tarjeta de la Seguridad (que es la mía) si no abonaba la cantidad de 102 euros. Ni siquiera le informaron de que podría obtener atención gratuita en cualquier servicio de urgencias.

Tras negarse a pagar, se dirigió a otro centro de salud, co...

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Mi hija de 22 años, estudiante, necesitó acudir la semana pasada a un centro de salud en Oliva (Valencia), donde pasa unos días de vacaciones, a causa de complicaciones de una quemadura en una pierna.

En el centro de salud de la calle del Historiador Bernardino Llorca se negaron a atenderla por no encontrar en su base de datos el número de su tarjeta de la Seguridad (que es la mía) si no abonaba la cantidad de 102 euros. Ni siquiera le informaron de que podría obtener atención gratuita en cualquier servicio de urgencias.

Tras negarse a pagar, se dirigió a otro centro de salud, concretamente al Consultorio de Playa de Oliva, donde no sólo encontraron su número de la Seguridad Social sino que le hicieron una tarjeta provisional de la Agencia Valenciana de Salud para facilitarle el acceso a la atención médica durante los días que estuviese de vacaciones.

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Ante comportamientos tan dispares queda la interrogante de cuál es el modelo de asistencia sanitaria adoptado por algunas comunidades autónomas que tienen transferidas las competencias en esta materia y de los desvíos que se producen en beneficio de la medicina privada.

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