"Estoy decidida a vivir"
He Chenxi se encontraba trabajando en la sucursal del Banco Agrícola de Beichuan cuando el edificio se vino abajo. Junto a ella quedaron sepultadas dos de sus compañeras. Apenas se podían mover, una sobre la otra, aprisionadas por los escombros, en la oscuridad. Las tres gritaron pidiendo ayuda, pero nadie las oyó. Sin agua y gravemente heridas, sus dos compañeras murieron en los días que siguieron. Hasta que He oyó una voz que decía desde el exterior: "¿Hay alguien ahí?". Eran sus padres y su novio, Zhen Guangming.
A partir de entonces comenzaron dos días de lucha para extraer a He de ...
He Chenxi se encontraba trabajando en la sucursal del Banco Agrícola de Beichuan cuando el edificio se vino abajo. Junto a ella quedaron sepultadas dos de sus compañeras. Apenas se podían mover, una sobre la otra, aprisionadas por los escombros, en la oscuridad. Las tres gritaron pidiendo ayuda, pero nadie las oyó. Sin agua y gravemente heridas, sus dos compañeras murieron en los días que siguieron. Hasta que He oyó una voz que decía desde el exterior: "¿Hay alguien ahí?". Eran sus padres y su novio, Zhen Guangming.
A partir de entonces comenzaron dos días de lucha para extraer a He de debajo de 20 metros de hormigón. Durante todo este tiempo, Zhen permaneció sobre la montaña de ruinas, animándola, dándole fuerzas para que resistiera. Zhen, con los ojos llorosos, y agotado, miraba la pequeña apertura taladrada en un bloque de hormigón por la que un socorrista intentaba acercarse a ella. Por fin fue rescatada tras pasar 104 horas sepultada. "Estoy decidida a vivir", había dicho durante las largas horas de oscuridad. Hasta que, por fin, vio la luz.