Tribuna:Coyuntura nacional

Menos inflación, mayores amenazas

Los dos indicadores estrella de la semana última han sido el IPC de abril y el avance del crecimiento del PIB en el primer trimestre del año, aunque hay otros datos que, al ser de carácter microeconómico, los analistas de la coyuntura no solemos prestarles tanta atención, pero que son de suma importancia, sobre todo en estos momentos. Me refiero a los resultados que han publicado las grandes empresas, también referentes al primer trimestre, que sorprenden positivamente con un crecimiento conjunto de los beneficios de las que forman el Ibex del 16,7%.

Sabemos que estos beneficios derivan...

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Los dos indicadores estrella de la semana última han sido el IPC de abril y el avance del crecimiento del PIB en el primer trimestre del año, aunque hay otros datos que, al ser de carácter microeconómico, los analistas de la coyuntura no solemos prestarles tanta atención, pero que son de suma importancia, sobre todo en estos momentos. Me refiero a los resultados que han publicado las grandes empresas, también referentes al primer trimestre, que sorprenden positivamente con un crecimiento conjunto de los beneficios de las que forman el Ibex del 16,7%.

Sabemos que estos beneficios derivan en muchas ocasiones de operaciones financieras extraordinarias y que buena parte de ellos se obtienen de las filiales en el exterior, pero en el fondo, ponen de manifiesto que la salud de nuestras grandes empresas sigue siendo buena, lo que es una situación de partida favorable para encarar la fase descendente del ciclo en la que está inmersa la economía española. Mantener la rentabilidad de las empresas es fundamental para salir airosos de esta fase cíclica, y ni el Gobierno ni el resto de agentes económicos y sociales deberían hacer nada ahora que comprometiera dicha rentabilidad.

La moderación de la inflación se debe a la estabilización de los precios de los alimentos
Los precios de los servicios, sobre todo del turismo y de la hostelería, se han desacelerado notablemente

El INE vino a certificar lo que claramente se deducía de la información disponible, que el crecimiento de la economía española había sufrido una brusca reducción en el primer cuarto del año. La tasa del 0,3% trimestral (1,2% en términos anualizados) es menos de la mitad de las observadas en los dos trimestres precedentes y también menos de la mitad de la del conjunto de la zona euro. La próxima semana conoceremos los detalles de lo que hay detrás de este 0,3%.

El IPC de abril se ajustó a las previsiones. La tasa interanual de inflación descendió tres décimas, hasta el 4,2%. En realidad, como se ve en el gráfico superior izquierdo, la inflación, medida en tasas mensuales corregidas de estacionalidad, venía ya moderándose desde el comienzo del año, una vez que a finales del año anterior alcanzara el máximo de la escalada alcista iniciada en septiembre, de forma que en abril se situó ya por debajo del 3% en términos anualizados. Éste es un buen ejemplo de cómo las tasas interanuales son indicadores retrasados e inadecuados cuando en las series se producen efectos escalón que perduran todo un año en dichas tasas. Si el INE publicara, como se hace en EE UU, el IPC desestacionalizado (la estacionalidad es muy acusada desde que se introdujeron las rebajas), podríamos ver la tendencia reciente de la inflación en las tasas mensuales antes y mejor que con las tasas interanuales. La moderación de la inflación se debe a la estabilización (descenso en algunos casos, como la leche) de los precios de los alimentos y a la desaceleración de los precios de los servicios, sobre todo el turismo y la hostelería, en buena parte por el efecto de Semana Santa, pero también como reflejo del debilitamiento de la demanda.

El hecho de que la inflación se haya moderado notablemente en los últimos meses no significa, sin embargo, que los riesgos y amenazas inflacionistas estén dominados. Ello ocurriría muy probablemente si la economía española estuviera cerrada y todo lo que se vende en el país se produjera dentro, ya que el debilitamiento de la demanda mantendría los precios contenidos. Pero afortunadamente, aunque esto nos traiga algunos problemas de vez en cuando, España es un país abierto y un tercio de lo que gastamos proviene de fuera, sobre todo la energía. El petróleo ha superado los 120 dólares y nadie sabe si va a continuar al alza o se va a dar la vuelta a la baja en un futuro próximo. Por eso, hacer previsiones de inflación en estas circunstancias es una tarea harto difícil. En el gráfico inferior derecho se presentan tres escenarios: el central corresponde a cotizaciones del petróleo en torno a 115 dólares en lo que resta del año y 110 el próximo; el alto asume que el petróleo se va progresivamente hacia los 130 dólares a final de 2009; y el bajo, que retrocede hasta 90 dólares también a final de dicho año. Esto nos da tasas interanuales de inflación de entre el 2,9% y el 4,3% para diciembre de este año y de entre el 2,3% y el 3,6% para diciembre del próximo. Dado que el escenario alto es bastante probable, ello explica que el BCE se mantenga alerta, y hace bien. -

Ángel Laborda es director de coyuntura de la Fundación de las Cajas de Ahorros (Funcas).

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