"Nadie ha contado con nosotras"

Una víctima de maltrato denuncia en el Parlamento que Interior le ha retirado la escolta, pese a que su agresor quebrantó la orden de alejamiento

"A la hora de retirarnos la protección nadie ha contado con nosotras", se quejaba ayer Sonia Franco en la Comisión de Mujer del Parlamento vasco. Es una de las tres mujeres guipuzcoanas víctimas de malos tratos por parte de sus ex parejas a la que la Ertzaintza quitó el servicio de escolta el pasado febrero. El consejero de Interior, Javier Balza, justificó dos meses después la medida en la Cámara alegando que, tras evaluar la situación actual de las tres maltratadas, se concluyó que no padecían "un riesgo especial".

Franco compareció ante la comisión parlamentaria a petición del PP. Al...

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"A la hora de retirarnos la protección nadie ha contado con nosotras", se quejaba ayer Sonia Franco en la Comisión de Mujer del Parlamento vasco. Es una de las tres mujeres guipuzcoanas víctimas de malos tratos por parte de sus ex parejas a la que la Ertzaintza quitó el servicio de escolta el pasado febrero. El consejero de Interior, Javier Balza, justificó dos meses después la medida en la Cámara alegando que, tras evaluar la situación actual de las tres maltratadas, se concluyó que no padecían "un riesgo especial".

Franco compareció ante la comisión parlamentaria a petición del PP. Allí aseguró que "así como cuando te ponen la protección te hacen un test de valoración, al retirártela nadie te toma en cuenta para hacer esa valoración". Y se detuvo en su caso concreto para recordar y denunciar que a ella le han retirado la escolta pese a que, mientras la llevaba, su ex pareja quebrantó dos veces la orden judicial de alejamiento. Ella no vió al hombre, pero sí su guardaespaldas, quien recogió los hechos en sendos informes.

Balza dijo en abril que Interior no tenía constancia de estos partes. Franco apuntó ayer que Interior sí conocia los quebrantamientos. La mujer relató que la policía vasca estaba al tanto de la situación desde noviembre de 2007, ya que ella misma se la expuso por escrito al preguntar a la Ertzaintza por esos informes y recibir como respuesta que no se tenía conocimiento de ellos. "No hubo interés en investigar" qué había pasado, deploró. La Ertzaintza no la citó ni a ella ni a su escolta y no se tuvieron en cuenta los quebrantamientos al evaluar su caso.

La investigación sólo se abrió tras la comparecencia de Balza en el Parlamento. "Mi palabra tiene que valer para algo. Si no hay que guiarse por criterios políticos, no hay que hacerlo nunca", se quejó. Rebatió así al titular de Interior, quien en su intervención dijo: "Las decisiones se toman profesionalmente y no responden a criterios políticos".

La Ertzaintza se puso entonces en contacto con Franco para que denunciase los quebrantamientos. Ella se negó. No estaba dispuesta a asumir el riesgo cuando ya no contaba con protección. Más, sabiendo que la policía puede actuar de oficio. Así fue, aunque le esperaba una desagradable sorpresa. Le citaron en el juzgado y solicitó que le acompañase una patrulla ante el temor de coincidir con su ex pareja. Le negaron esta protección aduciendo que el hombre estaba citado una hora más tarde, pero al final se topó con él. Le dijeron que por "un un error de impresión" habían citado a los dos a la misma hora.

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