Cartas al director

Transgénicos, no

Está clarísimo que las multinacionales han desplegado todo su poder económico y mediático para convencer a la opinión pública de que los transgénicos son la solución al hambre en el mundo. Basta con leer opiniones como la que publica en su diario el profesor José Vicente Gil de la Universitat de Valencia el pasado día 24. Le invito a leer el informe titulado Diez razones que explican por qué la biotecnología no garantizará la seguridad alimentaria, ni protegerá el ambiente ni reducirá la pobreza en el Tercer Mundo, escrito en octubre de 1999 por Miguel Ángel Altieri, profesor de la Univ...

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Está clarísimo que las multinacionales han desplegado todo su poder económico y mediático para convencer a la opinión pública de que los transgénicos son la solución al hambre en el mundo. Basta con leer opiniones como la que publica en su diario el profesor José Vicente Gil de la Universitat de Valencia el pasado día 24. Le invito a leer el informe titulado Diez razones que explican por qué la biotecnología no garantizará la seguridad alimentaria, ni protegerá el ambiente ni reducirá la pobreza en el Tercer Mundo, escrito en octubre de 1999 por Miguel Ángel Altieri, profesor de la Universidad de Berkeley, California y por Peter Rosset, del Food First/Institute for Food and Development Policy. En el mismo, apoyándose en una amplia y diversa bibliografía científica, se explican y desarrollan esas 10 razones aludidas en el enunciado.

Desde otros amplios sectores de la ciudadanía mundial (comunidad científica incluida) sostenemos que la alternativa al hambre en el mundo es la agricultura ecológica, basada en el respeto y defensa de la biodiversidad, apuesta por un desarrollo sostenible, promueve una relación directa entre consumidores y productores y transforma el entorno económico y social del mundo rural para construir un mundo más justo apoyándose en iniciativas de economía social y local.

Los cultivos transgénicos suponen la negación de todo lo anterior, pues las semillas son patentes registradas de unas pocas empresas multinacionales que conseguirán, si no lo impedimos, llegar a ser los dueños de nuestros alimentos en muy poco tiempo.

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