Tiros y cuchilladas en casa del Boca

La crónica del fútbol argentino es un parte diario de guerra. Cuando todavía no se ha esclarecido el caso de la última víctima mortal, un hincha del Vélez Sarsfield tiroteado el sábado, los ultras del Boca Juniors se enfrentaron ayer entre ellos a tiros y cuchilladas mientras aguardaban a ser trasladados hasta el campo del Huracán para presenciar un partido del Torneo Clausura. Anoche, el saldo provisional era de un herido de pronóstico reservado, más de 180 detenidos -entre ellos, varios menores-, vehículos incendiados y el pánico de cientos de seguidores del equipo xeneize que ...

La crónica del fútbol argentino es un parte diario de guerra. Cuando todavía no se ha esclarecido el caso de la última víctima mortal, un hincha del Vélez Sarsfield tiroteado el sábado, los ultras del Boca Juniors se enfrentaron ayer entre ellos a tiros y cuchilladas mientras aguardaban a ser trasladados hasta el campo del Huracán para presenciar un partido del Torneo Clausura. Anoche, el saldo provisional era de un herido de pronóstico reservado, más de 180 detenidos -entre ellos, varios menores-, vehículos incendiados y el pánico de cientos de seguidores del equipo xeneize que se encontraban en las instalaciones polideportivas del club conocidas como La Bombonerita.

Antes de un partido, en una costumbre en el fútbol argentino llamada la previa, los aficionados se agrupan en las instalaciones del club para comer carne a la parrilla y departir antes de ingresar al estadio o, como ayer, desplazarse al contrario para presenciar el encuentro. Según varios testigos, en La Bombonerita se encontraban los miembros de La Doce, el principal grupo ultra del Boca. Su líder, Rafael di Zeo, está en prisión después de haber sido condenado por agresiones y lesiones durante un partido. Su encarcelamiento ha provocado un vacío de poder en la barra brava por cuyo control se enfrentan ahora dos sectores, uno conocido como Los de Lomas y otro liderado por Mauro Martín, quien ya fue condenado por la justicia argentina en el pasado por su papel en violentos incidentes en un partido en 2000. En el centro de la disputa está el reparto de entradas gratuitas cedidas por el club y que luego las barras bravas revenden obteniendo cuantiosos beneficios.

Martín y sus hombres se encontraban en una de las parrillas cuando una furgoneta penetró en el lugar y de ella descendieron hombres con armas que atacaron al grupo. Entre los gritos y una lluvia de objetos, comenzaron a escucharse disparos. Los guardias de seguridad del Boca cerraron las instalaciones y recomendaron a los aficionados que se retiraran a una zona de piscinas por la presencia de hombres armados. La furgoneta fue incendiada y los disturbios continuaron fuera. La policía hizo acto de presencia y hubo cargas y carreras por el barrio de La Boca ante el pavor de los vecinos y transeúntes que disfrutaban de una tarde de domingo. Patrullas de la policía en moto perseguían a los radicales que trataban de huir por callejones y descampados.

Un hombre acuchillado en el abdomen, con varias fracturas "y muy golpeado", según los médicos, fue trasladado a un hospital situado a unos 300 metros del lugar. Decenas de radicales se concentraron de inmediato en la puerta del centro sanitario a la espera de noticias, agredieron a los periodistas allí congregados y volvieron a enfrentarse a los agentes. Hasta anoche, la policía informó de 180 detenciones, aunque el operativo continuaba en marcha.

Paradójicamente, los ojos y oídos de la policía estaban concentrados ayer en el máximo rival del Boca, el River Plate, ante las informaciones crecientes de un inminente, y sangriento, ajuste de cuentas entre las dos facciones que se disputan el poder de su grupo ultra: Los Borrachos del Tablón.

Por su parte, y en una medida sin precedentes, el Ministerio de Justicia ha ofrecido una recompensa de 20.000 euros ante cualquier información que ayude a identificar al asesino del seguidor del Vélez.