La crisis no desanima al turista

El viajero acorta su estancia y busca el 'chollo' de última hora por Semana Santa

Las vacaciones de Semana Santa arrancan con los precios tercos por las nubes y los bancos tercos con los préstamos. Pero a terco, nadie gana al turista. "El ciudadano ya no concibe el turismo como un bien de lujo, y aunque sería una frivolidad calificarlo de bien de primera necesidad, podemos decir que se ha colado en la cesta de la compra", asegura, rotunda, Marién André, directora del Observatorio de Turismo de la Generalitat.

El viajero sigue viajando en tiempos de aterrizaje de la economía, aunque cambia de comportamiento. "Cuando toca apretarse el cinturón, ocurre lo contrario de l...

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Las vacaciones de Semana Santa arrancan con los precios tercos por las nubes y los bancos tercos con los préstamos. Pero a terco, nadie gana al turista. "El ciudadano ya no concibe el turismo como un bien de lujo, y aunque sería una frivolidad calificarlo de bien de primera necesidad, podemos decir que se ha colado en la cesta de la compra", asegura, rotunda, Marién André, directora del Observatorio de Turismo de la Generalitat.

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El viajero sigue viajando en tiempos de aterrizaje de la economía, aunque cambia de comportamiento. "Cuando toca apretarse el cinturón, ocurre lo contrario de lo que pasaba hace años: entonces se ahorraba contratando un viaje con la mayor antelación posible. Hoy, se espera hasta el último minuto, a la espera de la ganga de última hora", explica Bruno Hallé, socio de la consultora Magma Turismo. "Hasta el punto de que a veces importa, más que el deseo de un destino, el presupuesto", añade Hallé. Ya se verá adónde se puede ir con ese dinero.

Con el euro batiendo récords frente al dólar, reclamos como Nueva York han redoblado su habitual atractivo esta Semana Santa, subraya Mauricio Prieto, director general de la primera agencia de viajes online de España, Edreams. ¿Crisis? ¿Consumidores con el ojo puesto en el bolsillo? "Nosotros nos beneficiamos de un panorama como éste, porque la gente sabe que tenemos ofertas económicas con calidad en el servicio", añade Prieto.

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La eliminación de intermediarios y el gran aparador de ofertas que permite Internet vuelcan a los turistas potenciales a la Red. Y los viajeros que no se animan a tomar un barco, un tren de largo recorrido o un avión, compensan el gasto en los hoteles u otros desembolsos.

"La crisis sí puede conllevar acortar viajes de una semana a otros de cinco días, escoger un tipo de alojamiento más asequible o contratar viajes por un canal en lugar de otro. Será interesante ver si desciende el gasto por turista", reflexiona André.

La Semana Santa arranca tarde. En eso todos coinciden. Y también, pese al abanico que va del escaso entusiasmo de los hoteleros de la costa a la euforia de los del interior, en pronosticar que la caída del turismo no será globalmente abrupta. El teniente de alcalde de Promoción Económica de Barcelona, Jordi William Carnes, descarta un descenso a causa de la desaceleración. Pronostica una buena campaña. "El crecimiento del turismo en Barcelona en los últimos años ha sido brutal y si se ralentiza, ayudará a digerir el flujo de visitantes en ciertas zonas", comenta.

Jordi Clos, vicepresidente del Patronato de Turismo de Barcelona y presidente del Gremio de Hoteleros, opina que el clima de desconfianza aún no ha llegado de forma generalizada al turismo. Los empresarios del sector sí calculan un año "sensiblemente inferior", pero lo atribuyen sobre todo a que en esta ocasión, para alegría de los aficionados, "hay nieve y mucha gente se irá a esquiar". El porcentaje de ocupación es de unos cinco o seis puntos inferior al del año pasado, cuando rondaba el 75%.

"Aún no toca hablar de desaceleración del turismo, ni siquiera del de congresos o negocios", asegura Clos. La gran feria Alimentaria celebrada esta semana ha registrado buenas cifras de visitantes, aunque no ha obligado a los hoteles a colgar como antes el cartel de completo, gracias al aumento de plazas hoteleras en Barcelona. "Y eso es bueno, porque no era positivo para la ciudad que quien quisiera venir sólo pudiese alojarse a 40 kilómetros", opina Clos.

Aunque los turistas no cancelan sus vacaciones de Pascua, sí pueden ajustar un poco sus gastos diarios. Aun así, quien venga a Barcelona pagará una tarifa media de hotel por noche de 100,5 euros. El año pasado, no superaba los 98.

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