Análisis:EL ACENTO

Diplomacia filarmónica

El pimpón inició el deshielo entre Washington y Pekín. ¿Ocurrirá lo mismo con la música que ayer tocó la Filarmónica de Nueva York en el Gran Teatro de Pyongyang? Es casi a la inversa: la llegada de los músicos a Corea del Norte es una contrapartida ya pactada en el acuerdo por el cual el país renunciaba a su programa militar nuclear, intención

que aún no se ha materializado. El régimen lo ha llamado un "toque de címbalo de distensión". Aunque la secretaria de Estado de EE UU, Condoleezza Rice, intentó restarle importancia, es un paso a valorar positivamente. Puede poner en marcha un pr...

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El pimpón inició el deshielo entre Washington y Pekín. ¿Ocurrirá lo mismo con la música que ayer tocó la Filarmónica de Nueva York en el Gran Teatro de Pyongyang? Es casi a la inversa: la llegada de los músicos a Corea del Norte es una contrapartida ya pactada en el acuerdo por el cual el país renunciaba a su programa militar nuclear, intención

que aún no se ha materializado. El régimen lo ha llamado un "toque de címbalo de distensión". Aunque la secretaria de Estado de EE UU, Condoleezza Rice, intentó restarle importancia, es un paso a valorar positivamente. Puede poner en marcha un proceso. Y en todo caso, durante unos días el país eremita se abre a los periodistas, a los que se ha facilitado un acceso ilimitado a Internet en uno de los regímenes más cerrados del mundo. Por primera vez

en 60 años ha desaparecido la propaganda antiamericana

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de las calles.

Las notas de la Sinfonía del Nuevo Mundo de Dvorák hicieron correr lágrimas de emoción en algunos de los músicos y

de los asistentes,

la élite del régimen

comunista, aunque significativamente no asistiera el dictador en jefe Kim Jong-il, que sin duda aprovechará este golpe diplomático para presentarlo ante los suyos como un reconocimiento por parte de la superpotencia archienemiga durante tantos años. Y ahora, en un sorprendente paso más, ha invitado al rockero Eric Clapton para, según versión oficial, ayudar a los norcoreanos "a entender la música occidental".

Músicas aparte, es urgente que Corea del Norte dé pruebas fehacientes de que ha abandonado su programa nuclear. No es sólo Estados Unidos el que insiste en ello, sino también Corea del Sur, China y Japón. Para Pekín, que Pyongyang consiguiera el arma atómica (o no renunciara a ella si la tiene ya) sería un desastre geopolítico, pues incitaría a Japón y a otros países a seguir el mismo camino para no quedar a merced de un chantaje nuclear. A los norcoreanos hay que ayudarles a que salgan de su atraso, pues el oprobioso régimen sabe construir armamento avanzado, pero es incapaz de alimentar a sus ciudadanos. Y no sólo de música vive el hombre.

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