Suez pide sitio en el consejo de Aguas de Valencia
Suez Environement, la sociedad que posee un 33% de Aguas de Valencia, insiste en sentar a varios representantes en el consejo de administración de la empresa valenciana. El órgano de dirección ya se manifestó en contra de darles cabida a través de la designación directa, dado que Suez es también máximo accionista de Aguas de Barcelona y, por tanto, competencia. Pese a que les conminó a trasladar su aspiración a la junta de accionistas, los franceses se han reiterado.
De forma previa a la reunión del consejo de administración, que se celebrará hoy, los máximos accionistas de Aguas de Val...
Suez Environement, la sociedad que posee un 33% de Aguas de Valencia, insiste en sentar a varios representantes en el consejo de administración de la empresa valenciana. El órgano de dirección ya se manifestó en contra de darles cabida a través de la designación directa, dado que Suez es también máximo accionista de Aguas de Barcelona y, por tanto, competencia. Pese a que les conminó a trasladar su aspiración a la junta de accionistas, los franceses se han reiterado.
De forma previa a la reunión del consejo de administración, que se celebrará hoy, los máximos accionistas de Aguas de Valencia, el grupo de valencianos agrupados en la sociedad Agval con un 60,6% de Aguas, abordarán la reclamación formulada de nuevo por Suez. Ésta se planteó en la última reunión que el presidente de Aguas de Valencia, Eugenio Calabuig, y los representantes de Suez tuvieron en París, a principios de año. Los franceses reiteraron su deseo de ocupar la vicepresidencia de la entidad, así como la dirección general y un tercer puesto en el consejo, con lo que coparían el número de consejeros vacantes que, por otra parte, es el porcentaje que les correspondería por el volumen de acciones que adquirieron con la compra a Saur.
Los máximos accionistas de Aguas volverán, con toda probabilidad, a remitir a los franceses a la junta de accionistas para designar consejeros, tal como hicieron en diciembre. Sin embargo, desde entonces, los franceses no han manifestado ningún interés por convocar una junta extraordinaria. Ahora que empezaban a correr tiempos de tranquilidad, fuera de la polémica sobre la politización de la sociedad, pueden volver las turbulencias.