No hay crisis para las galerías catalanas

"Estábamos tan preocupados por la amenaza de crisis, que ahora estamos aún más contentos". Miguel Marcos, de la galería homónima, refleja un sentir común entre los catalanes que participan en Arco. Un año más los vientos de crisis se han alejado sin causar daños. Quien más quien menos, todos exhiben varios puntitos rojos, símbolo de las ventas realizadas, al lado de sus obras. Marcos ha vendido piezas de dos consagrados como Brossa y Xavier Grau, y de dos artistas jóvenes, prácticamente inéditos en España, el estadounidense Dennis Hollingsworth y la francesa Claire Langdon, y Senda, junto a ob...

"Estábamos tan preocupados por la amenaza de crisis, que ahora estamos aún más contentos". Miguel Marcos, de la galería homónima, refleja un sentir común entre los catalanes que participan en Arco. Un año más los vientos de crisis se han alejado sin causar daños. Quien más quien menos, todos exhiben varios puntitos rojos, símbolo de las ventas realizadas, al lado de sus obras. Marcos ha vendido piezas de dos consagrados como Brossa y Xavier Grau, y de dos artistas jóvenes, prácticamente inéditos en España, el estadounidense Dennis Hollingsworth y la francesa Claire Langdon, y Senda, junto a obras de Gino Ruber, Jordi Ribes, Ana Malagrida y Chancho, también ha vendido dos sofás de Bjarne Meelgard, al precio de 8.000 euros cada uno.

Consenso también en la evaluación positiva de los nuevos pabellones, si bien la distribución del espacio de la primera planta, donde se presentan los programas comisariados, resulta bastante confusa y demasiado abigarrada. A pesar de ello, también están satisfechos los que allí se presentan: ProjectSD y ADN, que, en su primer Arco, ha reunido obras basadas en un uso conceptual de la iconografía infantil, como las fotografías cargadas de crítica política de Daniel y Geo Fuchs y las pinturas inspiradas en los cómics manga de Judas Arrieta (ambas a coleccionistas privados) y una escultura-puff de Virginie Barré (a la Fundación Caja Sol de Sevilla).

La Fundación Coca-cola ha comprado una pieza de Juande Carrillo a la galería Joan Prats (donde también triunfan Javier Peñafiel, Aleksandra Mir y Perejaume) y dos fotos de Ignasi Aballí a Estrany-de la Mota, que también participa en Solo Project con La Caverna, una llamativa instalación de Bestué/Vives. Le acompañan en esta sección, dedicada a propuestas de un solo artista, Àngels con Jaume Pitarch y Noguera Blanchard con un tanque de madera de Rafael Bianchi, adquirido por un coleccionista de juguetes y vehículos militares por 15.000 euros. Estos últimos, presentes también en el programa general, han vendido obras Marine Hugonnier, Ester Partegàs y Annelise Coste.

Llucià Homs ha visto compensada su presencia en la sección Expanded Box, dedicada a los nuevos medios, con la concesión del Premio Beep, dotado con 15.000 euros, a Josep Manuel Berenguer por Luci, una instalación interactiva basada en el comportamiento de las luciérnagas.

Tras la sorprendente exclusión del año pasado, Manuel Barbié vuelve con un stand con obras de Delaunay, Léger, Dubuffet, Juan Gris (cuatro millones de euros) y varios Miró, incluido un collage de 1934 (vendido) y una pintura sobre papel de lija, que ha sido reservada por una pareja de coleccionistas británico-española. Barbié ha sido especialmente reivindicativo en su petición de apoyo a los galeristas durante su conversación con Joan Manuel Tresserras, consejero de Cultura de la Generalitat, quien visitó ayer las galerías catalanas. Completan la representación catalana: Toni Tàpies, de los menos satisfechos con su ubicación, quien ha vendido obras de Plensa y Martí Anson; Antonio de Barnola, Palma Dotze, de Vilafranca del Penedès, con Boum Boum, una película realizada en 1974 por Miralda y Benet Rosell; Carles Taché, con una escultura de 19.000 kilos de Sean Scully; Ferran Cano, Oriol y Alejandro Sales.

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