Londres investiga la muerte de un opositor georgiano

El magnate Patarkatsishvili se jactaba de haber metido en política a Putin

El multimillonario georgiano Badri Patarkatsishvili, opositor al régimen de Georgia y buscado tanto por la justicia de ese país como por la de Rusia, ha fallecido en Londres a los 52 años en extrañas circunstancias. Después del escándalo que provocó el asesinato del ex agente ruso Alexandr Litvinenko en la capital británica, toda muerte inesperada de exiliados de países de la antigua URSS es considerada "sospechosa", y la policía británica confirmó ayer que así se ha calificado el fallecimiento de Patarkatsishvili al abrir una investigación en la sección de Grandes Crímenes.

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El multimillonario georgiano Badri Patarkatsishvili, opositor al régimen de Georgia y buscado tanto por la justicia de ese país como por la de Rusia, ha fallecido en Londres a los 52 años en extrañas circunstancias. Después del escándalo que provocó el asesinato del ex agente ruso Alexandr Litvinenko en la capital británica, toda muerte inesperada de exiliados de países de la antigua URSS es considerada "sospechosa", y la policía británica confirmó ayer que así se ha calificado el fallecimiento de Patarkatsishvili al abrir una investigación en la sección de Grandes Crímenes.

Patarkatsishvili tenía 120 guardaespaldas y no se sentía seguro
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Patarkatsishvili, que era uno de los georgianos más ricos, con una fortuna estimada en más de 8.000 millones de euros, fue hallado muerto el martes en su residencia de Leatherhead, en las afueras de Londres. Aunque aparentemente sufrió un infarto, muchos políticos, tanto georgianos como rusos, creen que su muerte no ha sido casual.

En Rusia, el diputado Alexandr Jinshtein, conocido por sus conexiones con los servicios secretos, insinuó que pudo haber sido eliminado por su antiguo socio, el magnate Borís Berezovski, que también vive en Londres. "Durante el último año y medio las relaciones de Patarkatsishvili y Berezovski eran conflictivas", declaró el diputado. Pero hay que reconocer que el Kremlin siempre trata de culpar a Berezovski de todos los crímenes habidos y por haber, incluido el asesinato de Litvinenko.

Mientras tanto, muchos hacen notar que el mismo Patarkatsishvili había denunciado recientemente que el régimen georgiano había contratado a un grupo de chechenos para que lo asesinaran. Por eso tenía, según confesión propia, 120 guardaespaldas, pero consideraba que no eran suficientes y reconocía que no se sentía seguro en ninguna parte.

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Patarkatsishvili, que era dueño del canal opositor georgiano Imedi, clausurado por las autoridades de Tiblisi durante las manifestaciones masivas de noviembre pasado, compitió a principios de año por la presidencia de Georgia, pero quedó situado en tercer lugar. El multimillonario georgiano declaró abiertamente que su objetivo era acabar con el régimen de Mijaíl Saakashvili y anunció que financiaría a la oposición en las próximas elecciones parlamentarias. Pero hay quienes no descartan que en la muerte de Patarkatsishvili pueda estar involucrada Moscú, ya sea para causar problemas a Tbilisi o porque sabía demasiado.

Patarkatsishvili afirmó en una conversación con Irakli Kodua, jefe de departamento del Ministerio del Interior georgiano que le visitó en Londres, que había sido él quien llevó al presidente ruso, Vladímir Putin, al Kremlin. "Quizá no sabes, pero fui yo quien metí a Putin en la política. En San Petersburgo, cuando era el vice del gobernador Anatoli Sobchak, protegía mis negocios allí y vestía un sucio traje verdoso. Siempre iba con ese traje", dice el multimillonario en la conversación publicada en Georgia 10 días atrás.

Cuando Sobchak perdió las elecciones, Putin no se quiso quedar en la alcaldía y dimitió. "Me llamaba dos veces al día y me rogaba: 'Badri, llévame a Moscú, no quiero permanecer aquí". Patarkatsishvili cuenta que fue a ver a Pável Borodin, que encabezaba el departamento de gestión de bienes del Kremlin, e intercedió por Putin, y entonces Borodin se lo trajo a Moscú como segundo de a bordo. Ya en la capital, Putin iba a comer con él todos los días al club de LogoVAZ, la compañía de venta de autos que tenía Patarkatsishvili junto con Berezovski. "Teníamos buenas relaciones, y al final Berezovski se fijó en él", relata.

El magnate georgiano Badri Patarkatsishvili, en Tbilisi, en 2003.AP

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