Análisis:

¿Usamos la prevención?

Un hecho tan dramático como éste exige respeto. Quedan unos hijos que han perdido a sus hermanos, queda una madre que, quizá ya, sea consciente de lo que ha hecho y no hay mayor dolor que perder a unos hijos cuando además lo ha propiciado. Queda también un padre absolutamente desquiciado por una situación que desborda a todos, abuelos, familiares y amigos. La sociedad tiembla ante hechos tan dramáticos y se pregunta: ¿Detrás de ellos se encuentra la enfermedad mental, un trastorno mental transitorio, la rabia contenida de una mala separación, un suicidio ampliado ante alguien que considera que...

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Un hecho tan dramático como éste exige respeto. Quedan unos hijos que han perdido a sus hermanos, queda una madre que, quizá ya, sea consciente de lo que ha hecho y no hay mayor dolor que perder a unos hijos cuando además lo ha propiciado. Queda también un padre absolutamente desquiciado por una situación que desborda a todos, abuelos, familiares y amigos. La sociedad tiembla ante hechos tan dramáticos y se pregunta: ¿Detrás de ellos se encuentra la enfermedad mental, un trastorno mental transitorio, la rabia contenida de una mala separación, un suicidio ampliado ante alguien que considera que la vida ya no tiene sentido, que todo es oscuro y quiere con unas pastillas dar un dulce sueño a quienes quiere para acabar quitándoles la vida?

Son muchas preguntas que los jueces junto a los psicólogos forenses han de contestar. ¿Por qué ostentaba la guarda una madre que padecía el trastorno? Pero mucho más allá del debate jurídico están unas vidas truncadas de los que se han ido y en parte de los que quedan. Tanto esta madre, como el padre, como los niños, precisan apoyo psicológico continuo, mucho afecto y respeto de los ciudadanos y de los medios de comunicación. Que cualquiera antes de hacer un juicio de valor piense en el día a día de esa madre cuando se pregunte: "¿Pero qué he hecho?" .

Siempre los parricidios suponen un quebranto de la marcha ordinaria del ser. Cuando se produce de la mano de una madre, el seísmo es inaceptable para el inconsciente colectivo, porque al final una madre y un hijo en un momento de la vida fueron uno. Nos queda a los ciudadanos sentirnos profundamente apesadumbrados y cuestionarnos si cabía haber previsto esta tragedia desde los profesionales que atendían a la madre, los servicios sociales, los vecinos. Vivir es un conflicto y precisamos higiene mental individual y colectiva, saber desarrollar medidas preventivas. ¿Tenemos los elementos? ¿Los usamos?

El fonendospocio social ha de auscultar en casos similares el estado de los niños, su alegría, su vestimenta, su relación con otros niños y todo aquello que contrasta con una vida saludable en el hogar. Hay tantas situaciones y tantas denuncias...España es el sexto país del mundo con mejor sanidad pública. Sin embargo, la salud mental, la falta de psiquiatras infantojuveniles nos alarman.

Pido respeto, silencio, silencio compartido y transmitir a nuestros hijos, a los niños en general, que son casos muy puntuales, que a ellos no les va a pasar.

y es presidente de la Asociación pro Infancia en Navarra.

Javier Urra fue defensor del Menor de la Comunidad de Madrid

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