TRES UTOPÍAS. TRES OBRAS DE ARTE

Bajo los adoquines hay playas

Bajo los adoquines hay playas III

Vivimos tiempos de declive de la esfera pública o desplazamiento del centro de gravedad de la centralidad cívica desde las instituciones y los espacios públicos al dominio privado.

Las élites urbanas tienden a retirarse del ámbito público, tanto en términos geográficos como en su compromiso con la ciudad, y los actores de la nueva economía utilizan la infraestructura urbana pero carecen de un proyecto de sociedad y una idea de ciudad. Ello es fruto de la carencia de valores de naturaleza colectiva asociada a los sectores globalizados de la economía red.

En el ámbito espacial, tod...

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Vivimos tiempos de declive de la esfera pública o desplazamiento del centro de gravedad de la centralidad cívica desde las instituciones y los espacios públicos al dominio privado.

Las élites urbanas tienden a retirarse del ámbito público, tanto en términos geográficos como en su compromiso con la ciudad, y los actores de la nueva economía utilizan la infraestructura urbana pero carecen de un proyecto de sociedad y una idea de ciudad. Ello es fruto de la carencia de valores de naturaleza colectiva asociada a los sectores globalizados de la economía red.

En el ámbito espacial, todo ello se traduce en la obsolescencia de las expresiones convencionales de lo público: avenidas, parques, plazas, equipamientos e infraestructuras.. Esto es sustituido por ámbitos privados capaces de movilizar y congregar de manera flexible las diversas formas de vida colectiva, particularmente en torno al consumo, entretenimiento y acontecimientos deportivos y culturales.

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No debe extrañar por ello que en Madrid, como alternativa al espacio programado para el consumo, lo público tienda a manifestarse en espacios precarios y aleatorios (estaciones, aeropuertos, playas, aparcamientos...) con mayor vivacidad que en los espacios colectivos convencionales.

El desplazamiento del ocio de fin de semana a los polígonos industriales periféricos; la transformación de los aparcamientos vacíos de los centros comerciales en lugares de encuentro juvenil, o la apropiación festiva del parque del Oeste por inmigrantes latinos, ejemplifican la capacidad de la vida colectiva para recrearse constantemente aun entre los pliegues más inciertos de la metrópoli.

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En este nuevo contexto, la expresión contemporánea de la vida pública no puede ya sustentarse sobre las dimensiones o protagonismo simbólico de la arquitectura, sino reinventando su capacidad para dar un referente colectivo al archipiélago de estratos y pliegues en que se manifiesta la construcción social de la ciudad.

José María Ezquiaga (1957) es arquitecto y sociólogo. Premio Nacional de Urbanismo 2005, ha desempeñado responsabilidades urbanísticas en las administraciones local y regional de Madrid.

Bajo los adoquines hay playas II

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