Reportaje:

Abre la iglesia obligada a encoger

El templo demolido parcialmente porque invadía un edificio celebra la primera misa

"Muy bonita, más incluso que antes", dice Luisa Pollán, una de las fieles que ayer hacían cola a las puertas de la iglesia Nuestra Señora de las Fuentes, en el barrio del Pilar. Un templo que ha sido objeto de noticia en los últimos 16 años. No es ninguna catedral, pero centenares de fieles, encabezados por el arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco Varela, y el alcalde de la ciudad, Alberto Ruiz-Gallardón, acudieron a la inauguración de la nueva iglesia para bendecirla.

Hace un año, el Ayuntamiento decidió ejecutar la sentencia del Tribunal Supremo que obligaba a demoler el templo por...

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"Muy bonita, más incluso que antes", dice Luisa Pollán, una de las fieles que ayer hacían cola a las puertas de la iglesia Nuestra Señora de las Fuentes, en el barrio del Pilar. Un templo que ha sido objeto de noticia en los últimos 16 años. No es ninguna catedral, pero centenares de fieles, encabezados por el arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco Varela, y el alcalde de la ciudad, Alberto Ruiz-Gallardón, acudieron a la inauguración de la nueva iglesia para bendecirla.

Hace un año, el Ayuntamiento decidió ejecutar la sentencia del Tribunal Supremo que obligaba a demoler el templo porque parte de su cornisa invadía el espacio del edifico colindante, en la calle de Villa de Marín, 41. Un grupo de vecinos lo denunció en 1990. El juez les dio la razón, pero el Arzobispado se resistió y agotó todos los recursos de los que pudo hacer uso. Intentó llegar a un acuerdo con algunos vecinos que aceptaron una indemnización. Pero en el último momento, cinco residentes decidieron seguir adelante con el proceso para derribar el trozo de la iglesia que no respetaba la distancia mínima. El proceso se prolongó hasta 2006, cuando Gallardón cumplió la ley y las piquetas municipales la demolieron.

El nuevo templo ha cambiado de orientación para no invadir el espacio colindante. Ayer, unos 1.000 fieles abarrotaban su interior. Fuera, los vecinos del inmueble adyacente que participaron en el pleito no quisieron comentar nada. Otros, que lo vivieron de cerca, se mostraron indiferentes. "La iglesia está bien, pero me molestan las mentiras que se han contado", decía Ana desde su balcón. Mientras, las ventanas de los vecinos de los primeros pisos del edificio, los que más sufrían la invasión de la iglesia, vuelven a sorber ya los rayos de sol. Aleluya.

La iglesia en la actualidad.CLAUDIO ÁLVAREZ
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