Crítica:

Diagnóstico moral

En La trama de los desórdenes, el nuevo libro de Francisco Solano, una voz omnisciente hace referencia a un hombre que "vive en una época prescindible". Esta tipificación de la sociedad actual (no hay nada más que mirar un poco alrededor para confirmarlo), podría decirse que nutre todo este excelente ejercicio de exploración estilística y diagnóstico moral de nuestro tiempo. Como todos los libros de Solano (La Aguilera, Burgos, 1952), éste es un alegato a favor del sentido literario. O si se quiere, contra el sinsentido que se acumula en el corazón de la producción literaria, además d...

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En La trama de los desórdenes, el nuevo libro de Francisco Solano, una voz omnisciente hace referencia a un hombre que "vive en una época prescindible". Esta tipificación de la sociedad actual (no hay nada más que mirar un poco alrededor para confirmarlo), podría decirse que nutre todo este excelente ejercicio de exploración estilística y diagnóstico moral de nuestro tiempo. Como todos los libros de Solano (La Aguilera, Burgos, 1952), éste es un alegato a favor del sentido literario. O si se quiere, contra el sinsentido que se acumula en el corazón de la producción literaria, además de hacerlo en el corazón mismo de la práctica humana en general. Conviene señalar estas circunstancias para que no quepa tergiversar el propósito de este singular libro.

LA TRAMA DE LOS DESÓRDENES

Francisco Solano

Bruguera. Barcelona, 2007

154 páginas. 13,50 euros

La trama de los desórdenes

es un libro unitario en su afán de minar el confort literario, aunque no lo sea en su estructura genérica. Cinco partes lo arman, núcleos narrativos de los cuales se desprenden, a la vez que su talla narrativa, su gran rigor en el respeto a los autores que admira. Infancia es un breve texto de evocación en clave realista, refractario al lirismo nostálgico y con una parodia del lenguaje pedagógico-autoritario del franquismo como hace mucho no leía. Las enurias es un texto cortazareano. Hermano de los famas y los cronopios, en él Solano demuestra que después de aquellos seres invisibles todavía hay espacio para albergar a un nuevo miembro de tan mágica e incómoda familia. Fabulario, o bien, Prosa nuclear, como se nos dice en la contraportada, está escrito bajo la estela de Giorgio Manganelli. Nada que objetar. No tiene el lector más que echar mano de Centuria. Cien breves novelas-río del escritor italiano. Cada texto de los treinta que conforman los de Solano es casi un calco cuantitativo de los de Manganelli: una página y media. Pues bien, como con Cortázar. Yo a los de Solano los agregaría a los de Manganelli y así tendríamos Ciento treinta novelas-río. Si tuviera que elegir uno de Solano, me quedaría con el número dieciocho. Serás una ciudad, una elegía de la extraterritorialidad. Y Apéndice. Un informe, un alarde de ironía no excluyente en torno a la institución literaria. Independientemente de los nombres egregios citados, el arte y la fabulación corre a cargo de Francisco Solano. Un reino propio.

El crítico y escritor burgalés Francisco Solano.GLORIA GAUGER

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