Condenados ocho militares en Rabat por filtrar a la prensa documentos secretos

Los directores de cuatro semanarios independientes marroquíes serán juzgados este mes

Filtrar documentos oficiales a la prensa tiene un coste elevado en Marruecos, sobre todo si es militar. Ocho oficiales fueron condenados por un tribunal castrense de Rabat a entre seis meses y cinco años de cárcel por pasar al semanario El Watan dos análisis de sendos servicios secretos sobre la amenaza terrorista que se cierne sobre Marruecos, según anunció la agencia oficial de noticias MAP. Dentro de seis días se conocerá otra sentencia, la que afecta al director de El Watan, Abderrahim Ariri, y al periodista Mustafá Hormat Allah, que lleva tres semanas en prisión.

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Filtrar documentos oficiales a la prensa tiene un coste elevado en Marruecos, sobre todo si es militar. Ocho oficiales fueron condenados por un tribunal castrense de Rabat a entre seis meses y cinco años de cárcel por pasar al semanario El Watan dos análisis de sendos servicios secretos sobre la amenaza terrorista que se cierne sobre Marruecos, según anunció la agencia oficial de noticias MAP. Dentro de seis días se conocerá otra sentencia, la que afecta al director de El Watan, Abderrahim Ariri, y al periodista Mustafá Hormat Allah, que lleva tres semanas en prisión.

Los dos documentos reproducidos por el semanario el 14 de julio no contenían ninguna revelación espectacular. Uno de ellos, elaborado por la policía secreta, daba cuenta de las averiguaciones hechas sobre la obtención por un grupo terrorista de la cinta -que colocó en su página web- de una conversación, en 2004, entre el rey Mohamed VI y el presidente George W. Bush.

La otra nota, redactada por el espionaje militar, advertía sobre la posible entrada en Marruecos de un grupo formado por árabes y paquistaníes con la intención de perpetrar atentados. A principios de julio, el Ministerio de Interior decretó la alerta máxima ante el peligro terrorista que aún sigue en vigor.

El capitán Mohamed Maaji y el sargento primero Hassan Bassine, que reconocieron los hechos, fueron condenados el martes a cinco años y multas de 900 euros por "violación del secreto militar" y "atentar contra la seguridad militar". El juicio se celebró a puerta cerrada y el veredicto sólo trascendió 24 horas después de haber sido pronunciado.

A los otros seis oficiales, entre los que figuran tres coroneles, el tribunal les impuso entre dos años y seis meses de cárcel por "divulgación de secreto profesional". Admitieron haber mantenido contactos con periodistas, pero negaron haberles suministrado documentos confidenciales.

Semanarios en el banquillo

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Al escarmiento de los militares se añadirá ahora el de los periodistas. Agosto ha sido este año un mes hábil para la justicia marroquí. Además de los de El Watan, juzgados el martes, hoy le tocará el turno a Mustafá Alaui, director del semanario popular Al Ousbou.

Alaui ha sido inculpado de "difusión de informaciones falsas" por publicar que uno de los miembros de la delegación marroquí que, en junio, negoció en Nueva York con el Frente Polisario, le robó la cartera al secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, y utilizó sus tarjetas de crédito en El Aaiún. Ban Ki-moon lo desmintió inmediatamente.

Peor ha sido la acusación, formulada el lunes por el fiscal, por "ofensas al rey" contra Ahmed Benchemsi, el joven director de los semanarios Nichane, en árabe, y Tel Quel, la publicación francófona de mayor tirada. Su juicio se celebrará el 24 de agosto y corre el riesgo de ser condenado a cinco años, una multa y el cierre de sus semanarios.

Éstos, por de pronto, no pudieron venderse el pasado fin de semana. El sábado el primer ministro, Driss Jettu, ordenó el secuestro de Nichane y vehículos policiales recorrieron los quioscos para incautar el semanario.

Horas después el titular de Interior, Chakib Benmussa, tomó la misma decisión respecto a Tel Quel y la policía se presentó en la imprenta con máquinas trituradoras para hacer desaparecer los 50.000 ejemplares. Nunca las fuerzas del orden habían destruido ejemplares a pie de rotativa.

Benchemsi publicó un editorial crítico con el discurso que Mohamed VI pronunció con motivo de la Fiesta del Trono dedicado, en gran parte, a las elecciones legislativas de septiembre. Se preguntó sobre su sentido en un país en el que el monarca ostenta el poder ejecutivo y en el que no hay separación de poderes.

"Respeto a todo el mundo, empezando por el rey, pero tengo derecho a hacer un análisis crítico del sistema político", comentó Benchemsi a este periódico. "Asistimos a una ofensiva generalizada contra la prensa".

Yunes Mujahid, secretario general del Sindicato Nacional de la Prensa Marroquí, confirma: "La situación es crítica". "Se toman decisiones de carácter político y después se echa mano de los artículos represivos del código de prensa para justificarlas".

El miedo ha cundido entre impresores y distribuidores a los que Interior considera corresponsables de eventuales delitos de prensa. El dueño de la imprenta Idéale paró, el sábado, la tirada del semanario Le Journal hasta obtener la luz verde del Ministerio de Comunicación. Reproducía en portada una antigua postal en la que se veía un trozo del pezón de una mujer.

Fuad Alí Himma, brazo derecho del rey Mohamed VI. Al fondo, Chakib Benmussa, ministro de Interior.AFP

El 'gran visir' se presenta a las elecciones

"¡Esto es un burdel!", repetía al teléfono móvil Fuad Alí Himma, de 45 años, al constatar, el sábado de madrugada, el caos en la frontera de Ceuta con Marruecos. Vestido con unos vaqueros y una camisa granate, Himma hizo esa noche una visita sorpresa al puesto fronterizo y puso a todos firmes.

Fue una de sus últimas actuaciones como ministro ajunto de Interior. Tres días después el que, en realidad, es el número dos del régimen marroquí, dimitió para poder presentarse como independiente a las elecciones legislativas del 7 de septiembre por su ciudad natal de Benguerir, cerca de Marraquech.

La noticia fue anunciada el martes por la tarde mediante un comunicado de la Casa del Rey que precisa que Himma cuenta con la "bendición" del monarca que es también Comendador de los Creyentes. El soberano, añade, "rinde homenaje a las cualidades humanas, profesionales (...) y de lealtad y abnegación ante el trono alauí".

Mohamed VI muestra así de nuevo su gran apego por el que fue su compañero de estudios en el Colegio Real y al que eligió en 1998 como jefe de gabinete.

Dos años después le nombró ministro adjunto de Interior y desde entonces supervisa el conjunto de las fuerzas de seguridad y es el Deus ex machina de la política marroquí. Su compenetración es tal que Himma fue el único colaborador del soberano que permaneció a su lado la noche del 17 de julio de 2002 en la que los españoles desalojaron a los marroquíes del islote de Perejil.

De trato, Himma es un hombre afable y sencillo, pero también es capaz de arrebatos coléricos como el que tuvo el sábado a las puertas de Ceuta. Para sus detractores Himma es el gran visir malévolo cuyo principal mérito es su amistad con el rey.

El comunicado real dejó estupefacta a la clase política marroquí que se pregunta por qué el rey quiere que su hombre de confianza sea diputado y deje de coordinar a las fuerzas de seguridad, cuando el país vive en alerta máxima a causa de la amenaza terrorista.

El propio Himma no lo aclara en una declaración que hizo ayer a la agencia oficial de noticias MAP. "Mi iniciativa es sencilla y serena", afirmó. "No responde a ninguna agenda política".

La mayoría de los comentaristas políticos dan por seguro que Himma será, tras las elecciones, presidente del Parlamento o primer ministro. Su tarea consistirá entonces en controlar, con la legitimidad que dan las urnas y el respaldo del hemiciclo, un sistema político en el que los islamistas moderados del Partido de la Justicia y del Desarrollo (PJD) ganarán peso.

Un sondeo encargado por un instituto republicano de EE UU otorgaba un 47% de los sufragios al PJD. Otra encuesta efectuada por el Ministerio del Interior marroquí también le atribuía mayoría relativa, aunque se desconocen los detalles.

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