El optimismo sobre el fin de ETA se desploma tras romperse el proceso de paz

El Euskobarómetro revela desconcierto 'abertzale', pesimismo y desconfianza generalizados

Euskadi ha acusado el mazazo del fracaso del proceso de paz. Los datos del último Euskobarómetro arrojan una bajada de 35 puntos -59 respecto a junio de 2006- entre quienes se muestran optimistas respecto al final de la violencia, que hoy son sólo el 27% de los vascos. Resulta abrumadora la desconfianza sobre la voluntad de la banda terrorista de ponerle fin: sólo cree en ella uno de cada diez vascos, mientras el 86% espera atentados sangrientos. Una mayoría niega que haya condiciones para un nuevo diálogo y suben 19 puntos los partidarios del cumplimiento íntegro de penas.

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Euskadi ha acusado el mazazo del fracaso del proceso de paz. Los datos del último Euskobarómetro arrojan una bajada de 35 puntos -59 respecto a junio de 2006- entre quienes se muestran optimistas respecto al final de la violencia, que hoy son sólo el 27% de los vascos. Resulta abrumadora la desconfianza sobre la voluntad de la banda terrorista de ponerle fin: sólo cree en ella uno de cada diez vascos, mientras el 86% espera atentados sangrientos. Una mayoría niega que haya condiciones para un nuevo diálogo y suben 19 puntos los partidarios del cumplimiento íntegro de penas.

Los datos son reveladores y significativos, porque se trata del primer estudio de opinión tras la ruptura del alto el fuego, ya que las 1.200 entrevistas se realizaron entre el 4 y el 30 de junio. Las cconclusiones del Euskobarómetros es que el terrorismo ha vuelto al primer plano de las preocupaciones, desplazando a la vivienda y al paro. El pesimismo sobre su desaparición definitiva, así como la desconfianza hacia ETA y sus intenciones de cerrar su trayectoria criminal se adueñan de nuevo de la sociedad vasca, que la muestra en un 66% de los encuestados, sin apenas distinción entre ideologías y sensibilidades.

Sólo una de cada diez personas mantiene la confianza en un pronto final de la violencia, mientras el 86% está convencido de que se van a producir atentados sangrientos. La encuesta revela idéntica desconfianza respecto de la sinceridad de la izquierda abertzale a la hora de aceptar las reglas democráticas (69%).

En paralelo, el director del estudio de la UPV, Francisco Llera, destacó ayer el "desconcierto" provocado por la ruptura del proceso de paz en la izquierda abertzale, desvelado por el silencio de un alto porcentaje (39%) que se manifiesta "sin opinión" sobre su apoyo a la banda y también a la hora de calificar a sus integrantes (47%). El apoyo explícito e incondicional es de sólo el 2% del electorado de EHAK.

Como fruto de lo ocurrido en el último año, los encuestados califican negativamente a todos los actores principales, desde los gobiernos central, vasco y navarro, hasta el PP y la AVT, pasando por la propia izquierda abertzale. Con todo, es el Ejecutivo autonómico, que no ha tenido papel alguno en el proceso de paz, el que sale mejor librado, aunque sin lograr aprobar: recibe un 4,6 de nota frente al 4,3 del Gobierno del Rodríguez Zapatero.

En coherencia con esas percepciones previas, un 63% de las personas preguntadas cree que no se dan ya ahora las condiciones adecuadas, las fijadas en el acuerdo de mayo de 2005 por acuerdo del Congreso de los Diputados, para emprender un nuevo diálogo. Sólo el electorado de EHAK, en un 41%, cree que sí existen.

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Menos generosa

También como consecuencia de la ruptura del proceso con el fin del alto el fuego y de la desconfianza hacia las intenciones de ETA, la sociedad se ha retraído en términos de generosidad hacia los terroristas y se observa un endurecimiento de posiciones, aunque el acercamiento de los presos sigue contando con el apoyo del 73%. Sin embargo, son más los contrarios a que se relaje la acción policial (49% frente al 31% que estaría a favor) y a que se alivie la persecución judicial de la actividad ilegal de la izquierda abertzale (40% frente a 35% en favor de ello). La correlación entre estas posturas y el encuadramiento en las sensibilidades no nacionalista y nacionalista es clara.

La eventualidad de una nueva negociación divide más que nunca, según sea ésta condicionada al abandono de las armas o no. Quiere una negociación incondicional el 43% y la condiciona el 41%, con una clara correspondencia también con posiciones nacionalistas y no nacionalistas, y algunas contradicciones que indican que el desconcierto no está sólo en las filas de la izquierda abertzale.

Aunque con un retroceso, se mantiene la predisposición a ofrecer contrapartidas, incluidas las políticas, si ETA abandona las armas. Un 61% aprueba contrapartidas de contenido político, un 54% daría su respaldo a la celebración de un referéndum y un 58% apoyaría medidas de gracia y reinserción.

Las medidas de perdón y reinserción suscitan de nuevo una gran división y crece el rechazo a ellas. Sólo un tercio de los encuestados admite que todos los terroristas que abandonen las armas las disfruten, mientras otro tercio las restringe a los que no tengan delitos de sangre. Sin embargo, ganan 19 puntos, hasta suponer casi otro tercio, quienes creen que todos ellos deben cumplir íntegramente sus penas.

La concertación en la lucha antiterrorista entre los dos grandes partidos, PSOE y PP se considera poco probable e incluso los electorales de cada uno de ellos dudan de la voluntad real de los suyos por alcanzarla. El rechazo a que esto constituya una necesidad es mayoritario entre los nacionalistas (59%), pero la desconfianza en que vaya a lograrse un entendimiento es generalizada en todas las opciones: un 63% le ve escasas posibilidades, aunque eso suponga 18 puntos menos que hace medio año.

El desacuerdo con la exclusión de listas de ANV en las últimas elecciones es de un 58% y en el electorado socialista sólo la apoya el 42%, frente al 75% del PP.

El estudio puede consultarse en www.ehu.es/cpvweb. Las encuestas, 400 por territorio, se realizaron a domicilio entre el 4 y el 30 de junio, cuando ya se conocía el anuncio de ETA de la vuelta a los atentados.

Francisco Llera, director del equipo del Euskobarómetro, en la presentación del estudio en Bilbao.T. BERRUEZO

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