Reportaje:

Miedo en la cañada

Los conductores de camiones de basura exigen protección policial permanente porque les atacan con piedras

Tienen miedo, sufren mucho estrés y no están dispuestos a sufrir más agresiones. Los conductores de los camiones de basura de la capital que van a Valdemingómez (unos 200) han decidido plantarse hasta que no consigan una seguridad plena en la zona de Cañada Real Galiana. Los afectados aseguran que sufren continuos apedreamientos, que se les cruzan los niños en medio de la carretera y que más de una vez les ha salido algún vecino con una escopeta o una pistola. "Vamos con terror, porque pensamos que como un día nos dé una pedrada se nos puede ir un camión y tendremos una desgracia", relataba la...

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Tienen miedo, sufren mucho estrés y no están dispuestos a sufrir más agresiones. Los conductores de los camiones de basura de la capital que van a Valdemingómez (unos 200) han decidido plantarse hasta que no consigan una seguridad plena en la zona de Cañada Real Galiana. Los afectados aseguran que sufren continuos apedreamientos, que se les cruzan los niños en medio de la carretera y que más de una vez les ha salido algún vecino con una escopeta o una pistola. "Vamos con terror, porque pensamos que como un día nos dé una pedrada se nos puede ir un camión y tendremos una desgracia", relataba la pasada madrugada un conductor.

Los problemas se dan a lo largo del día, pero se acentúa por la noche. El tráfico de camiones desde las doce es muy alto. Acuden a las tres plantas de Valdemingómez los vehículos de recogida de basura y de limpieza viaria. Eso hace que hasta las cinco o las seis de la madrugada pasen unos 200 camiones cargados de basura.

La Cañada Real Galiana se ha llenado en los últimos años de construcciones ilegales en las que se trafica con droga. Un bidón con brasas o una hoguera en las puertas de las infraviviendas son las señales de que se está vendiendo drogas, en especial, cocaína. "Estos conductores lo mismo pegan un viraje en medio de la carretera y te hacen frenar en seco que no aparcan en cualquier lado y no dejan sitio para pasar", comenta Sergio Domínguez, de UGT.

Pero el principal problema al que se enfrentan los conductores son las pedradas. En el último año han denunciado un centenar de agresiones. Los chavales se ponen a lanzar piedras contra los parabrisas con el consiguiente riesgo de provocar un accidente. Un chófer sufrió la semana pasada un golpe en la cabeza, ya que llevaba la ventanilla bajada. "En cualquier momento podemos perder el control del camión e irnos contra una vivienda. Eso podría ser hasta lo de menos. El riesgo que corremos es que atropellemos a alguien. En ese caso, estamos seguros de que nos matan. No salimos vivos de aquí", añade Alfredo Mercado, de CGT.

Niños en la calzada

Otro riesgo son los niños jugando al balón en medio de la calzada. Como no están escolarizados, pueden estar hasta las tres y las cuatro de la mañana en medio de la cañada. Incluso en invierno. "Sólo pedimos que mantengan la seguridad toda la noche y que no tengamos problemas en hacer nuestro trabajo", destaca Jesús Belvis, de CC OO.

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La Policía Municipal ha reforzado la seguridad en los últimos días. Durante la madrugada de ayer subían los camiones de siete en siete hasta las plantas para evitar ser apedreados. La situación que se vivía en la Cañada Real, de hecho, era muy distinta de la habitual, según los afectados. Los niños no deambulaban por las calles. No había hogueras en las puertas de las viviendas y los habitantes de la cañada miraban receloso el paso de tanta policía.

"Estuve ocho meses de baja por el estrés que sufres en este trabajo. Así no hay quien trabaje", explicaba Javier, un conductor de 45 años que lleva 18 en este puesto. "Y todo es mucho peor cuando hacen un enganche ilegal a la luz y dejan a toda la zona sin farolas. Tienes que ir casi parado porque no se ve nada", concluye.

Los representantes sindicales se reunieron ayer con los responsables de la Concejalía de Medio Ambiente. Éstos les aseguraron que se mantendrán las medidas de vigilancia y que también se sumarán agentes del Cuerpo Nacional de Policía. Además, se habilitará un acceso por las noches a través del llamado Camino de Congosto, que evitará el paso por la Cañada Real. Eso, mientras se construye una variante por detrás de las infraviviendas que da directamente a las plantas de Valdemingómez.

Un policía municipal vigila la salida de camiones de recogida de basura en Valdemingómez.LUIS MAGÁN

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