De la mano del presidente

Como mínimo hay que calificar de incómoda la situación en que se encontró ayer la flamante ministra de Economía, Finanzas y Empleo de Francia, Christine Lagarde, en su primer encuentro del Eurogrupo, al que asistirá acompañada del presidente de la República Francesa, Nicolas Sarkozy.

Con la soberbia trayectoria profesional de Christine Lagarde, es difícil imaginar qué asuntos podrá explicar mejor ante los ministros de Economía de los 13 países del euro el líder francés que su responsable de Economía.

Lagarde, de 51 años, es una prestigiosa abogada especializada en derecho de la c...

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Como mínimo hay que calificar de incómoda la situación en que se encontró ayer la flamante ministra de Economía, Finanzas y Empleo de Francia, Christine Lagarde, en su primer encuentro del Eurogrupo, al que asistirá acompañada del presidente de la República Francesa, Nicolas Sarkozy.

Con la soberbia trayectoria profesional de Christine Lagarde, es difícil imaginar qué asuntos podrá explicar mejor ante los ministros de Economía de los 13 países del euro el líder francés que su responsable de Economía.

Lagarde, de 51 años, es una prestigiosa abogada especializada en derecho de la competencia y asuntos laborales, que ha desarrollado parte de su carrera profesional en Estados Unidos, donde acabó presidiendo el conocido bufete Bayer & McKenzie, en el que empezó a trabajar en el año 1981. Antes de su nombramiento el pasado junio como responsable de Economía, Finanzas y Empleo había ocupado las carteras de Agricultura y Comercio.

Tampoco es un gesto muy elegante para la mujer que por primera vez ocupa la cartera de Economía de su país y la primera que asiste a las reuniones del G-8 (los siete países más ricos del mundo más Rusia).

Si la ofensiva del presidente de Francia, Nicolas Sarkozy, es una cuestión de fondo, esta desconsideración inicial no es la mejor carta de presentación para quien deberá enfrentarse con la posición común defendida por los otros 12 ministros de Economía acordada el pasado abril.

De todas formas, a pesar de las salmodias ideológicas de Sarkozy y su pretensión de influir en la política monetaria para "promover el crecimiento y crear empleo", la ministra ha sido más cautelosa.

La víspera de la reunión, la titular de Economía manifestó en una conferencia celebrada en Aix-en- Provence: "No se trata de una batalla ideológica, sino que lo que intentamos hacer es un capitalismo pragmático".

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