De la pesca ilegal a un equipo en el París-Dakar

El narcotráfico no era la única actividad ilegal de los barcos que poseían Juncal y su socio Maquieira con base en países africanos. Los buques estaban en las listas negras de asociaciones ecologistas como Greenpeace o incluso de la Asociación Internacional de Armadores por sus actividades de pesca ilegal. Uno de esos pesqueros el Elqui, fue incluso quemado y hundido en 2005 por las autoridades francesas en aguas de las islas Georgianas, en la Polinesia, cerca de Tahití.

Juncal está casado en segundas nupcias con Oxana Zumareva, de 32 años, de nacionalidad rusa y en parade...

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El narcotráfico no era la única actividad ilegal de los barcos que poseían Juncal y su socio Maquieira con base en países africanos. Los buques estaban en las listas negras de asociaciones ecologistas como Greenpeace o incluso de la Asociación Internacional de Armadores por sus actividades de pesca ilegal. Uno de esos pesqueros el Elqui, fue incluso quemado y hundido en 2005 por las autoridades francesas en aguas de las islas Georgianas, en la Polinesia, cerca de Tahití.

Juncal está casado en segundas nupcias con Oxana Zumareva, de 32 años, de nacionalidad rusa y en paradero desconocido. Ahora a Zumareva la reclama la justicia por vender bienes embargados del grupo empresarial de su marido. La última residencia de la pareja estaba en la urbanización de La Caeira, en Pontevedra, muy cerca del centro comercial A Barca, donde Zumareva gestionaba dos tiendas, Privet Cocinas, con materiales de lujo de una conocida marca italiana, y Uyut Hidro, de saneamientos de baño importados de China.

Algunos testimonios de empleados del grupo, que iniciaron una auténtica cruzada judicial contra Juncal, los describen como un hombre cegado por el dinero y que derrochaba con frecuencia. El armador de Bueu llegó a participar en el rally París-Dakar de 2006 con un equipo que llevaba el nombre de su compañía, Nanton, en el que gastó 360.000 euros

No es el único dato llamativo y revelador de la magnitud de los negocios de Juncal, quien llegó a adquirir una mina de oro en Tadioast (Mauritania). El negocio se descubrió después de que uno de sus trabajadores, un vigilante de nacionalidad eslovaca, le denunciase y pidiese el juez el embargo de la explotación. Juncal pretendía competir con una explotación cercana propiedad del grupo español Río Narcea SA y de una multinacional canadiense, con sede en Montreal.

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